«Mi padre estuvo al límite y entró casi muerto al quirófano»

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

ramón leiro, familia alonso

Nacho Alonso hará la Pontevedrada para agradecer el corazón que en el 2009 salvó la vida a su progenitor

26 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La familia Alonso tendrá un protagonismo especial en la Pontevedrada 2017, que saldrá de A Ferrería el próximo 29 de abril. Nacho Alonso, militar de la Brilat, hablará unos minutos antes de que la marea roja parta hacia Santiago. Lo hará en su nombre y también en el de su padre, José Manuel Alonso, que por un compromiso ineludible no podrá estar finalmente en la ciudad para cubrir parte del recorrido. Su hijo, que intentará completar los 63 kilómetros a pie, caminará por ello con dos dorsales.

Antes de ponerse a andar, Nacho contará la experiencia que vivieron los suyos en julio del 2009. Y lo hará para agradecer la solidaridad de una familia que donó un corazón para que su padre pudiera seguir vivo. Donó vida. Y ese es el mensaje de la Pontevedrada, que sumará su séptima edición. Camino de cumplirse ocho años de aquel trasplante, José Manuel disfruta de una buena salud. Ambos reviven aquellos momentos y la larga y lenta recuperación posterior.

«Mi padre se encontró mal en unas vacaciones en León. Tenía un marcapasos pero había tirado unos meses bien. Después de unas pruebas le dijeron que iba a necesitar un trasplante», relata Nacho. Eligió operarse en Asturias. Su hijo, que al igual que otro hermano militar estaba de misión internacional, recuerda que fue una situación límite. Es lo que se llama urgencia o código cero. «Tan límite que entró casi muerto al quirófano. Se iba apagando, un riñón no le funcionaba, el otro poco y el corazón latía gracias a un balón», rememora.

«Cambió mi vida»

José Manuel recibió ese corazón un 25 de julio del 2009. A los 64 años. Para él, esa fecha fue como un mensaje que desde entonces le une al Camino de Santiago. Este hombre, que antes de jubilarse trabajó como administrador en una empresa de fontanería, no recuerda mucho los momentos previos al trasplante. «Estaba muy sedado, pero no contaban conmigo. Ese trasplante cambió mi vida», comenta por teléfono desde Oviedo, donde reside.

Tras recibir el órgano empezó el proceso de recuperación, primero en el hospital y después en casa. Estuvo más de dos meses ingresado y no fue fácil. «Bajé más de veinte kilos porque no comía y tuve que empezar a andar», subraya. Tuvo que separarse de un perro -los trasplantados no pueden tener mascota-, dejar su afición a la pesca y someterse a unos controles estrictos.

Tanto José Manuel como Nacho destacan el papel que jugó Cristina, esposa del enfermo. «Mi mujer siempre estuvo al pie del cañón», subraya José Manuel, que alude a cuando tenía que salir de casa con una mascarilla, sintiéndose blanco de muchas miradas. Nacho coincide: «En casa solo estaban mi madre y mi hermana y mi madre hizo que siguiera las pautas como un sargento».

De que la recuperación fue un éxito hay dos ejemplos. El tramo del Camino entre Tui y Santiago y entre O Cebreiro y Santiago que completaron padre e hijo en el 2013 y el 2014. Como agradecimiento hicieron una camiseta con la leyenda «Gracias donante», que llevaron puestas. Nacho, acostumbrado al sufrimiento de la disciplina militar, intentará llegar a Santiago el 29 de abril. José Manuel promete hacer parte de la Pontevedrada en el 2018. «Yo como caminante que soy -hace una media de diez kilómetros al día- lo haría en dos etapas. Del tirón es mucho, pero chapó por los que lo acaban, eh!».