Tierra

Roberto Antón PSICÓLOGO FAMILIAR

PONTEVEDRA

26 mar 2017 . Actualizado a las 05:05 h.

Cualquier persona que haya tenido un mínimo contacto con el mundo del campo conoce de su dureza. Las personas que lo trabajan tienen que soportar las inclemencias meteorológicas, largas esperas hasta que su trabajo dé sus frutos y se enfrentan a un esfuerzo físico en ocasiones extenuante con la incertidumbre de que una plaga, una sequía o una fuerte granizada pueda echar por tierra todo el duro trabajo de meses.

Sin embargo, esa dureza también va acompañada de bonitos recuerdos. Las jornadas maratonianas de trabajo acompañadas de historias, bromas y risas, el tiempo de la infancia jugando mientras se espera que los adultos acaben su faena e infinidad de recuerdos ligados a tantas horas de faena.

El trabajo de campo es duro, pero también tiene sus recompensas, por eso su gente sufre cuando ve que las tierras que trabajaron sus abuelos, sus padres, y que están ligadas a tanto sacrificio y a tantos recuerdos, se encuentran ahora descuidadas, olvidadas, a monte.

El campo es una buena metáfora de la vida, donde se ve el nacimiento, el esplendor y también el ocaso de la naturaleza, y es que nuestra vida está íntimamente ligada a la tierra. Quizás de un tiempo a esta parte se haya huido de ella, pero como una buena madre, ella seguirá esperando pacientemente a todo aquel que decida volver.