La importancia del equilibro

Roberto Antón

PONTEVEDRA

28 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Tengo la sensación de que en ocasiones, cuando tenemos hijos, el ámbito educativo se convierte en una especie de agujero negro sobre el que gravita toda la dinámica familiar. Es cierto que los jóvenes pasan buena parte de su vida sentados en un pupitre rodeados de libros y acudiendo a clases, y también es obvio que de lo que estudien o no dependerá buena parte del futuro, pero no es menos cierto que existe vida más allá de los estudios. Claro que existe.

Sucede en muchas ocasiones que los padres pretendemos que nuestros hijos estudien a toda costa, solemos olvidarnos de nuestra propia juventud y obviamos que muchas de las personas a las que seguimos y admiramos no se caracterizan precisamente por haber sido grandes estudiantes. No obstante, ajenos a estas realidades pretendemos que nuestro hijo se esfuerce, trabaje y rinda como nosotros no seríamos capaces de hacerlo.

En ocasiones todo ese esfuerzo tiene sus frutos, y jóvenes con capacidad, que además son capaces de mantener una constancia en su trabajo, llegan a obtener unos fantásticos resultados académicos. Curiosamente, ni siquiera la vida de estos jóvenes gravita única y exclusivamente en torno a los estudios, y por fortuna suelen dedicarle tiempo a otras aficiones más agradecidas y no menos importantes como pueden ser salir con sus amigos, quizás también tocar algún instrumento, hacer algún deporte o pasar tiempo con su pareja.

Un buen amigo me enseñó la importancia de que exista el equilibrio en nuestras vidas, y de que si un ámbito determinado ocupa demasiado espacio en nuestro universo, quizás lo haga a costa de otros ámbitos que no son menos importantes. Por eso cuando estamos demasiado centrados en nuestros trabajos, algún buen amigo nos aconseja dedicar más tiempo a nuestras aficiones, a todo aquello que nos gusta hacer y que a veces dejamos de lado por las obligaciones. Porque la realidad es que cuando algún aspecto de nuestra vida se descompensa, inevitablemente tiene repercusión en otras áreas ajenas. Esto que resulta obvio en nuestras vidas de adulto, ¿por qué no debería serlo también en la existencia de un joven?