MARTINA MISER

Las previsiones para la cosecha en la D. O. Riás Baixas son excelentes. Las condiciones meteorológicas pueden adelantar la vendimia a la primera quincena de agosto

18 jul 2017 . Actualizado a las 12:54 h.

Las actuales condiciones meteorológicas, con un verano caluroso y seco, pueden propiciar el mayor adelanto conocido de una vendimia en la Denominación de Origen Rías Baixas, según las previsiones que actualmente manejan las principales bodegas de esta comarca vitivinícola. Podría ocurrir que inmediatamente después de cerrar las casetas de la Festa do Albariño en el Paseo da Calzada en Cambados, a principios de agosto, se comience a vendimiar en la comarca del Salnés. Una situación singular, en coincidencia con la «capitalidad» especial que este año disfruta la villa cambadesa como Ciudad Europea del Vino 2017 para mayor impulso del enoturismo.

Mientras, miles de viticultores de toda la provincia aguardan el pistoletazo de salida para iniciar la colleita. Las expectativas son excelentes, nuevamente, según los cálculos que maneja el Consello Regulador de la D. O. Se aguarda mantener, incluso, incrementar la tendencia de 2016. Un dato definitivo es el número de contraetiquetas que el organismo regulador despachó después de certificar la calidad de los caldos: más de 30 millones de pegatinas. Téngase en cuenta que cada botella de un vino Rías Baixas debe llevar una de esas contraetiquetas que certifican calidad, origen y producción.

El buque insignia de la D. O.

Las firmas más grandes del sector como las pequeñas bodegas se aprestan para iniciar una vendimia con mucho adelanto. Así por ejemplo se piensa en la cooperativa Martín Códax que constituyen 270 socios y que hoy por hoy es el buque insignia del ámbito Rías Baixas. Esta bodega aglutina el 20 % de la producción de albariño y se ha convertido en la principal exportadora de vino de la Denominación de Origen. Mueve anualmente cinco millones de kilos de uva, procedentes de miles de minifundios en correspondencia con la dispersión de la propiedad rural, pura marca Galicia. Tal es la atomización de las fincas que participan la cooperativa que obligó a los técnicos de Martín Códax a idear sistemas de control basados en los avances de la aeronáutica. De modo que ahora emplean vuelos tripulados y otras veces con drones para controlar desde el aire, el grado de maduración de la uva en las diferentes parcelas.

Por esta razón las familias propietarias de las fincas que abastecen a la bodega ya no se extrañan de ver sobrevolar esos trebellos sobre sus tierras. Este desarrollo tecnológico impensable hace 20 años, ha permitido que «se haga un mapa de colores que nos da la posibilidad de conocer diferentes categorías, calidades de uva e incluso, los tiempos de maduración en cada parcela. Con esto los enólogos hacen con mucha más precisión sus vinos. Unos más tropicales, otros minerales, más o menos salinos... Por otra parte nos permite también gestionar las viñas para conocer y aprovechar las mejores de cada zona», según explica Juan Vázquez Gancedo, director gerente de la cooperativa desde hace diez años y artífice de la espectacular progresión que Martín Códax ha experimentado.

Hay que tener en cuenta que toda esa ingente cantidad de cepas es la clave para producir 3,5 millones de litros de vino que exportan en 40 países, con especial incidencia en mercados como el británico, el alemán y en los Estados Unidos. Sus instalaciones están en permanente evolución. Tanto por producción y ventas como por su capacidad de I+D+I que periódicamente se materializa en nuevos lanzamientos.

Su capacidad para sacar vinos selectos se ha consumado en sellos como Organistrum; Gallaecia y, más recientemente, Vindel, reiteradamente galardonados en certámenes internacionales y que dan vida a la definición que propició Luciano Amoedo, el enólogo de esta bodega, representante de varias generaciones de expertos, quien define el albariño como «oro líquido».

Más kilos, más grados

Entre 2016 y 2017, por segunda vez desde que nació la bodega Martín Códax, este vino se embotelló con una graduación de 13,5 O como consecuencia directa de las condiciones de alcohol y azúcar de la uva albariña cosechada durante el año pasado. No sería de descartar que esos mismos condicionantes se repitan en este año, según presagian los expertos de campo de esta bodega, «a la vista del verano que traemos» dice Paula, la guía de las eno-visitas a la bodega sita en la colina de Burgáns. Destila amor por su trabajo como se comprueba en cada frase con las que ilustra sus explicaciones a cuantos participan en las visitas guiadas que Martín Códax realiza a diario. El lunes pasado, con motivo de que unos familiares vinieron de USA y querían conocer de cerca el trabajo de una bodega, me enrolé con ellos en una visita guiada por las instalaciones de la citada firma.

Se trata de una opción que empiezan a incorporar otras bodegas de renombre de la D. O. y que caracteriza desde hace tiempo a Martín Códax. Guste más o menos el vino, se sepa algo o nada sobre cata, la visita guiada ilustra de manera muy sencilla y didáctica sobre los procesos de selección de uva, producción del vino y conservación. Incluye una experiencia sensorial olfativa y una degustación de vinos en la flamante terraza de la bodega con vistas a la ría de Arousa que deparan un delicioso epílogo a la visita a una bodega cuyo vino de bandera se declara «fillo do Atlántico» y lleva el nombre del famoso trovador gallego del Medievo.