Entroido y urnas, un maridaje complejo

PONTEVEDRA

El desfile de Pontevedra llevó el espíritu del entroido a la ciudad el mismo mes que se votará a la nueva Xunta
El desfile de Pontevedra llevó el espíritu del entroido a la ciudad el mismo mes que se votará a la nueva Xunta CAPOTILLO

La celebración del carnaval en Pontevedra y su comarca se entrevera con la última semana de campaña electoral para escoger a los nuevos dirigentes autonómicos

11 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Las casualidades y las decisiones políticas han querido que este año 2024, el entroido se celebre entreverado con la campaña electoral de las autonómicas y con el clima de inestabilidad municipal que tenemos en Pontevedra. ¡Ah! Y entorpecido por un inoportuno tren de borrascas encabezado por Karlotta, que trae lluvias y frío en el 40 cumpleaños del entroido urbano más potente de Galicia, el de Pontevedra.

Resulta evidente que tanto los comicios autonómicos como las cuitas del Concello son más que un telón de fondo. Constituyen jugosos argumentos. Cómo es tiempo de «troula, provocación, desacato e festa», como proclamaron el viernes noche los pregoneros —la Murga do Naveiro—, va a ser que tanto la campaña como la situación municipal, así como sus respectivos actores, van a estar muy presentes en las alegorías carnavalescas de la semana.

Pontón y Rueda

De una parte, la posibilidad de que Ana Pontón pudiera convertirse en la primera mujer presidenta de la Xunta, con el apoyo del PSOE y Sumar, resulta tan apetecible como tema para el ejercicio humorístico de estas fechas, como que Alfonso Rueda pudiera imponerse a la unión de la izquierda obteniendo una quinta victoria consecutiva del PP por mayoría. Siempre según los escenarios que dibujan por un lado Tezanos y su CIS, frente a la mayoría de los sondeos, como los que realiza a diario el Instituto Sondaxe para La Voz de Galicia.

Asimismo, resulta un bocado muy apetitoso para la chufla carnavalera local, la inédita debilidad que presenta el séptimo gobierno municipal de Miguel Fernández Lores, con nueve concejales en una corporación de 25, y con el PSOE, el socio preferente, cabreado poniéndole la proa desde el minuto uno del mandato. Ya que, aunque el jueves 8, a medianoche, expiró el primer riesgo de una moción de censura a costa de la pérdida de la cuestión de confianza ligada a la aprobación de los presupuestos municipales de este año, ya se ha encargado el jefe de la oposición, Rafa Domínguez, de agriarle el momento a Lores vaticinando que después del 18-F, PP y PSOE pueden ponerse de acuerdo en cualquier momento y más fácilmente, para derribar al nacionalista.

El certamen anual que acoge el Pazo da Cultura suele ser un barómetro social que se refleja en clave de humor con letras ingeniosas entretejidas con una musicalidad divertida.

Murgas y Ravachol

A ver que nos deparan las murgas que actuarán este año en Pontevedra, tanto en las eliminatorias previas como en la final prevista para la noche del jueves. Imaginamos que mantras nacionales como la amnistía, la relación Puigdemont y Sánchez, el cabreo de los jueces o el papel opositor de Feijóo, estarán muy presentes. Tanto como el ambiente electoral de Galicia y lo que pueda ocurrir el domingo que viene. Qué ya veremos si termina influyendo, qué seguro que sí, en la situación política del Ayuntamiento pontevedrés.

No aguarden que haya bidireccionalidad en el ejercicio de la sátira política. La experiencia dicta que no cabe esperar un reparto equitativo de quienes serán los destinatarios de las críticas ya que las murgas no se acogen a ningún patrón que no sea el que les «pete». Abrasar, «darlle lume» al que está en el poder, atrae más. Aquí no rigen recomendaciones de la junta electoral. Estando en las fechas previas a las votaciones del domingo 18, va a haber muchos ojos y oídos pendientes de lo que se caricaturice, se diga y se cante en este entroido. Mañana lunes veremos de qué viene disfrazado Ravachol. Es uno de los momentos más especiales de cada año.

Desde su recreación en 1985, el atuendo del loro constituye una alegoría crítica sobre algún asunto reciente de la actualidad. Los encargados de confeccionar anualmente el símbolo del carnaval local, en los primeros años Bibiana Araújo y la gente de «Shivaritas»; actualmente, la Asociación Recreativa de Xeve, lo han ataviado de muy diversas formas.

En su primera aparición pública llegó con chaqué, en alegoría a los que compró la Xunta de Manuel Fraga para vestir a sus conselleiros cuando acudieran a actos solemnes. Ha sido juez, albañil, bailarín, recaudador de Audasa, torero, peregrino… Pero también voluntario de Nunca Mais o representante de Puro Lérez, la campaña propagandística que Lores desplegó para reivindicar la mejora del saneamiento del río en el que terminó bañándose, como recordarán.

Y así hasta el año pasado cuando Ravachol compareció como víctima de «las listas de espera, espera, espera…». Al pie del loro colocaron un cartel «A sanidade pública non se vende», lema que todos suscribimos, pero que denotaba el sesgo que un año más se repite desde que el BNG gobierna en la ciudad. Y también refleja la domesticación del espíritu subversivo que caracterizaba al personaje recreado, constatándose que ha terminado sucumbiendo al poder municipal establecido, justo aquel que debería ser el principal destinatario de la crítica carnavalesca. ¿Acaso aparecerá mañana Ravachol de algo relacionado con los pelets de plástico del Toconao, por ejemplo?

Todavía queda lo que ocurra el sábado 17, final del carnaval pontevedrés, con los actos en torno a Ravachol y jornada de reflexión de la campaña electoral. A ver como se marida un ambiente de sátira festiva con la pretendida neutralidad esperable en la víspera de acudir a las urnas para elegir el Gobierno autonómico.