Alfonso Diéguez, jefe de servicio de Consumo: «Non hai que contratar nin luz nin nada por teléfono, ninguén te vai chamar para darche pesos a catro pesetas»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Ramón Leiro

A las oficinas de reclamaciones llegan decenas de quejas contra las empresas eléctricas Pero también reclamaciones curiosas, como las de quienes protestan porque les pesan mal el embutido en el súper o porque una dependienta les mira mal

22 feb 2024 . Actualizado a las 09:01 h.

«A xente está perdendo o medo a reclamar, e iso é bo». Esta no es una frase hecha. La pronuncia Alfonso Diéguez, jefe de la oficina de Consumo de la Xunta en Pontevedra y Vigo y, por tanto, voz autorizada para hablar de las reclamaciones que hacemos los consumidores. Señala él que los motivos principales de las quejas en Pontevedra, las que hacen que los consumidores vayan hasta el edificio de la Xunta en Campolongo y tramiten reclamaciones, tienen que ver con dos clásicos: las tarifas eléctricas y del gas, es decir, las de la energía, y también por problemas variopintos con las compañías telefónicas. A Alfonso Diéguez, tras décadas trabajando en Consumo haciendo apología de que no hay que fiarse de ninguna compañía que hace ofertas, le sigue sorprendiendo la facilidad con la que muchos ciudadanos dan datos bancarios por teléfono o contratan servicios sin leer la letra pequeña. Así que tira del refranero y de la retranca para intentar dar un mensaje clave: «Ninguén che vai dar pesos a catro pesetas, ningunha oferta que che vendan por teléfono mellorará a que tes. ¡Non contratemos nada por teléfono, por favor!», exclama. A continuación, las quejas más habituales y los consejos básicos para evitarlas. 

ENERGÍA

A vueltas con las facturas de la luz y el gas. Los datos confirman lo que explican en la oficina de Consumo pontevedresa. El año pasado, en el 2023, tramitaron un total de 3.003 reclamaciones. De ellas, el 23 % tenían como protagonistas a empresas de energía y el 25 % de telecomunicaciones. ¿Por qué? «Sobre todo polo mesmo de sempre, porque teñen un márketing telefónico moi agresivo, a xente contrata cousas sen saber exactamente o que implica e despois atópase con que si, con que lle baixaron o prezo do quilovatio, por exemplo, pero subíronlle outros conceptos da factura e está pagando máis ca antes», explican. Por eso, desde Consumo hacen tres recomendaciones básicas. Primero, evitar coger llamadas sospechosas y jamás dar datos ni contratar servicios por vía telefónica. Segundo, indican algo que seguramente muchos consumidores ignoran; que cualquiera persona que acepta un contrato sin ser en una sede física —es decir, por Internet o por teléfono— tiene un plazo de 14 días para desistir del mismo sin que ello le suponga penalización alguna. Y, tercero, que en cuestión de las eléctricas, por muchos cantos de sirenas que suenen, las cosas no han cambiado demasiado: «Eu penso que se non se teñen coñecementos e tempo, se un non vai estar moi pendente da factura da luz o mellor é estar no mercado regulado, non no libre. Neste último pode haber ofertas mellores, claro que si, pero implican estar moi pendentes delas», señala el jefe de servicio de Consumo. 

TELEFONÍA

Las llamadas con la musiquita que salen caras. Buena parte de las quejas relativas a la telefonía tienen que ver con llamadas a los teléfonos de consulta, los que empiezan por 118. Desde Consumo señalan lo siguiente: «A xente busca en Internet un número de teléfono calquera, por exemplo o dunha empresa, e acaba chamando a un número de consulta, como se fosen as antigas Páxinas Amarelas. Aí, en contra do que di a norma, sáltalle unha mensaxe a toda velocidade, con música de fondo, na que non se decata do que lle van cobrar por minuto, e despois téñeno un montón de tempo esperando para contactar co sitio ao que quere chamar. Total, que acaba pagando 30 ou 40 euros pola chamada». Esto está generando quejas, que en su mayoría terminan de forma satisfactoria para el consumidor, ya que la ley es muy clara al respecto y obliga a estas empresas a expresar con claridad lo que van a cobrar y también limitan el tiempo que puede pasar hasta que ponen en contacto al cliente con el lugar al que quiere llamar. El consejo básico desde Consumo es que cuando uno busque en Internet un número de teléfono se fije bien que el sitio al que va a llamar es ese y no un intermediario que ofrece el servicio de poner en contacto a unos y otros y que cobra por ello.

 ASUNTOS DIVERSOS

Del pesaje del fiambre a la muñeca hinchable. Más allá de la telefonía y la electricidad, hay un abanico amplísimo de temas que acaban en oficinas de Consumo como la de Pontevedra. Alfonso Diéguez, el jefe del servicio, aborda una curiosa: «Houbo queixas porque no supermercado non se pesa o embutido descontando o peso do papel que o envolve. A báscula, cando se vai poñer o papel enriba, non debería empezar en cero, senón en menos algúns gramos para descontar o que pesa ese envoltorio», indica. Se sancionó a una firma alimentaria por esta causa. Las compras por Internet, el chiste ese que tanto abunda de que una cosa es lo que se pide y otra lo que llega, también derivan en reclamaciones. Incluso hubo un consumidor que pidió una muñeca hinchable para fines sexuales y acudió a reclamar porque se deshinchaba. 

LAS QUEJAS IMPOSIBLES 

De las miradas al tema del idioma. Son prácticamente anecdóticas, pero a veces hay quejas muy difíciles de defender por falta de pruebas y porque, en ocasiones, son también simples apreciaciones por parte del reclamante. Desde Consumo ponen un ejemplo: «Hai quen se queixa porque en determinada tenda cre que o miraron mal...». Hace poco una persona reclamaba que en un comercio no quisieron atenderla en gallego. En Consumo le explicaron que en los establecimientos tienen la obligación de entenderla si se expresa en gallego, pero no de contestar en el mismo idioma, pudiendo hacerlo en castellano. En este caso, además, la dependienta era de origen mexicano.