Triples del hijo del doctor africano

carmen garcía de burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

MARÍN

LUZ CONDE

Joe de Ciman llega al Peixe tras finalizar en Colorado Pre-Medicina. Sus padres se mudaron de Sudán a Canadá dos semanas antes de que naciera

31 ago 2016 . Actualizado a las 15:41 h.

Su padre -doctor de Sudán del Sur- y su madre -trabajadora social de Sierra Leona, país cuyo pasaporte usa Joe- se mudaron a Canadá, y dos semanas después nació él. Ahora quiere seguir los pasos paternos y, tras estudiar el grado previo a la carrera de Medicina en la Universidad de Colorado, le gustaría verse como médico deportivo. Todavía no ha tomado su decisión, matiza, pero sí se ve vinculado con el deporte, «y a ayudar a los atletas con sus problemas, porque he estado en su lugar». Se refiere a las lesiones que ha sufrido en las últimas temporadas. Ninguna seria y es, además, algo a lo que el propio Llorente resta importancia teniendo en cuenta la juventud del escolta -de 1,93 metros de altura-.

Con la idea de absorber conocimientos, cultura, idiomas y experiencias llegó a finales de la semana pasada Joe de Ciman a Marín. Ya estuvo en España -y en Argentina, República Checa o Alemania- con anterioridad, pero entonces venía arropado por la selección sub-16 canadiense, y solo para competir y regresar a su país. Esta vez no. Su fichaje por el Marín Ence Peixe Galego pretende ser, primero, un vehículo para alcanzar esa liga que solía ver por televisión desde su país, la ACB. A ella aspira a llegar vestido de azul. Pero también para empaparse del baloncesto europeo, ese por el que se decanta tras haberse sumergido durante cuatro años en el norteamericano gracias a la liga universitaria. «Ser un NBA es siempre un sueño para todo el mundo, pero España es la capital del baloncesto también, es el siguiente mejor sitio en el mundo para desarrollar mis aptitudes y tener experiencias fuera del básquet también», reconoce, cuando se le señala que llegó muy lejos teniendo en cuenta lo cerca que tenía el epicentro de la canasta.

Pero le gusta compartir, sobre todo, y tener espacio para jugar. Tal vez por eso se le atribuye una inteligencia en la cancha en la que a él le gusta reconocerse, y que lo acerca más al estilo de los 24 de posesión, y menos al «egoísmo» norteamericano. Hace años que para él «era un sueño» seguir los pasos de su hermana mayor, que fue quien le metió el gusanillo del baloncesto y quien llegó a jugar en el Barça. Y ahora se ha hecho realidad. Por eso, asegura, no dudó un minuto cuando recibió la oferta del Peixe.

Entre ganadores

Aunque por el momento apenas ha pasado unos días, minimiza la distancia que le separa de su familia -«ninguna novia», aclara-: «A través de las redes sociales puedes estar en contacto permanente, e incluso con wifi puedo mensajearme todo el día».

Sabe que la barrera, más que en los kilómetros, está en el idioma, pero está dispuesto a derribarlo apoyándose en las «cinco palabras» que sabe, asegura, y son las únicas de toda la charla que dice en castellano. Porque el lenguaje le separa, sobre todo, de Llorente: «Me gusta porque entrena al ataque; aun no le entiendo, pero parece divertido y serio a la vez, y quiere que seamos inteligentes con nuestras decisiones». «Ya he visto cómo trabajan, duro, y espero ayudar y subir con el equipo de nivel», y resume por qué con un simple: «Quiero estar en ese ambiente de ganadores».