El irreductible que llegó de Arizona

Aleixandre Méndez
Aleixandre Méndez PONTEVEDRA / LA VOZ

MARÍN

Los números sitúan a Tim Derksen entre los mejores de la LEB Oro pese al discreto papel del Peixe Galego

22 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A primera vista, su cara de niño y su aspecto algo desgarbado sobre la pista provocan que no infunda demasiado respeto a sus rivales. Pero atendiendo a sus registros, Tim Derksen se ha ganado a pulso el ser considerado uno de los mejores debutantes de la temporada en LEB Oro. Por ello, a sus 23 años, y en su primera temporada lejos de Estados Unidos, el norteamericano se ha ganado la plena confianza de su entrenador, Javi Llorente, que le ha convertido en el hombre más utilizado de la plantilla. Tanto es así, que Derksen es el segundo jugador de la liga en minutos disputados, con una media de 33,17 por partido.

Pero sus buenos registros, en todo caso, no se limitan al tiempo que pasa sobre la pista. No en vano, el jugador de Tucson, Arizona, figura a estas alturas como el tercer jugador con mejor media anotadora de la liga con 18,36 puntos por partido. Y a esto añade una valoración media de 17,43 puntos por encuentro, registro que certifica que su aportación baloncestística va mucho más allá de la anotación. De hecho, sus buenas actuaciones ya le han valido para figurar hasta en cuatro ocasiones en el quinteto de la jornada, tanto en partidos en los que su aportación sirvió para llevar a su equipo hacia la victoria como en otros en los que ni siquiera su gran actuación fue suficiente para que el Peixe Galego sumase. Un nivel que ha hecho que sus rivales hayan tomado ya nota de su talento, y esta vigilancia se refleja en que el norteamericano del Peixe Galego lidere un ránking menos positivo, el de tapones recibidos.

Rápida adaptación

Después de cuatro años en San Francisco, en la liga universitaria de su país, Derksen llegó este verano a Marín con la incógnita de cómo sería su adaptación a un baloncesto muy distinto al estadounidense, en el que priman las individualidades sobre el juego colectivo, un problema recurrente en jugadores del otro lado del charco que no logran mostrar su mejor nivel en el básquet europeo. Pero en el caso de Derksen, ni siquiera la barrera del idioma le ha impedido integrarse rápidamente. Su actitud en la pista, que le lleva a bregar sin descanso cada segundo que está sobre el parqué, tiene parte de culpa. Y además, ha contado con la ventaja de tener un padre que también ha sido entrenador de baloncesto, lo que le ha otorgado una mayor capacidad para asimilar inmediatamente los conceptos que le plantea su actual técnico.

El pasado sábado, en una jornada en la que el Peixe Galego encajó su sexta derrota consecutiva, Derksen volvió a dejar muestras de su carácter irreductible, vaciándose en los 34 minutos que estuvo en la cancha. Y es que el de Arizona, pese a haber nacido a miles de kilómetros de Marín, está dejando claro que luchará hasta el último hálito por mantener al Peixe Galego en LEB Oro.