Los auténticos «fans» de los triples en Marín son los padres

carmen garcía de burgos MARÍN / LA VOZ

MARÍN

Incluso en un partido matutino del Ramón y Cajal de Granada contra el Spar de Gran Canaria las gradas tienen vida

13 jun 2017 . Actualizado a las 13:01 h.

Los seguidores del Celta abarrotan las gradas cada vez que sus jugadoras saltan a la cancha de los pabellones de A Raña, Sequelo o San Narciso. Pero, el resto del tiempo, las bancadas están ocupadas casi en su totalidad por los auténticos admiradores de las jugadoras que luchan desde el domingo pasado y hasta este sábado en el Campeonato de España de Infantil Femenino de Baloncesto, organizado por la Federación Española de Baloncesto en Marín.

Pero, muchas o pocas, lo único de lo que pueden estar seguros es que ni siquiera en un partido entre el Spar Gran Canaria y el Nanobytes Ramón y Cajal canario de un lunes a las 13.30 horas, el lugar reservado para los espectadores en el pabellón de A Raña va a estar vacío. Discretamente separados entre ambos lados de la grada, los familiares de las jugadoras de uno y otro equipo despliegan sus pancartas y sus gritos de ánimo hacia las jóvenes promesas del básquet español. Están todas allí.

Padres menos, pero el avance del campeonato y del fin de semana promete un incremento de los seguidores. Sobre todo, de los que comparten sangre, sudor, carne, lágrimas y alegrías. No mucho más, al menos durante la competición. Todo el tiempo que dura el Campeonato de España Infantil Femenino las jóvenes deportistas se centran en el programa diseñado por la FEB y sus distintos clubes para ellas, y apenas hay tiempo para mamá o papá. «Vienen al partido, las vemos un rato antes de empezar, salen del partido...», «...y ya no las vemos más». Sonia Orantes, madre de Alba Poche, alero del Ramón y Cajal, interrumpe a su marido, Lauri Puche, antes de que termine la frase. Cuando se trata de hijos, no hay reglas de cortesía. Así que Lauri, su padre, retoma la palabra: «Las vemos un ratito y se vuelven a ir a la residencia. Tienen que ducharse, prepararse y, por la tarde, si resulta que las niñas vienen a ver otro partido y nosotros también, es cuando podemos verlas un rato, pero por norma general están concentradas». Junto a ellos está María José Mochón y su hijo, madre y hermano de Ángela Roble.

«La experiencia bien, y sobre todo las niñas están contentas», reconoce Carmen García, también granadina y también madre, aunque en este caso de la escolta Carmen Rueda. Y eso que son saben que, bien antes de viajar al campeonato o bien después, les va a tocar doblar esfuerzos con los exámenes. Los colegios no suelen poner pegas a la hora de adelantarlos o retrasarlos -siempre que cuenten con una justificación de la FEB-. «Viene con los libros, y estudian», asegura Carmen. «O queremos creer que estudian», bromea a su lado el padre de la pívor Carmen Maldonado, Carlos. Ellos no llegaron a Marín para el alojamiento. Vinieron cinco en un mismo coche desde el sur del país y se cogieron un sitio en Sanxenxo. Están encantados, claro.

A solo unos metros de ellos están los padres de otra pívot, pero canaria, Nerea Manchón. Vinieron por su cuenta, sorteando los pequeños obstáculos. «Estaba bastante agobiada intentando hablar con los institutos para que le adelanten los exámenes. Y lo hacen». Sobre los estudios, asegura que la joven «es la más chica del equipo», así que aunque ahora mismo diga que quiere ser veterinaria, «seguro que de aquí allí cambia alguna vez», ríe Sandra León. Águedo Manchón, su padre, confiesa a su lado que esperaba un tiempo algo más fresco, aunque con las vistas de Raxó las victorias de Nerea y de su equipo se disfrutan más.