Los concellos lidian de nuevo con la falta de socorristas para sus playas

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

MARÍN

Ramón Leiro

Varios ayuntamientos aún no completaron sus plantillas para esta temporada

26 jun 2017 . Actualizado a las 20:47 h.

Conforme se acerca la primavera, en los concellos costeros se inicia un rompedero de cabeza bastante importante: la contratación de socorristas. ¿Por qué resulta tan engorrosa? Porque hace años que los municipios no encuentran personal suficiente para vigilar sus playas. Conscientes de esta situación, algunos ayuntamientos, como Bueu o Marín, este año hicieron deberes anticipadamente y en invierno convocaron cursos de formación de socorristas, con la esperanza de que aumentase el personal y que, en verano, los concellos no se disputasen a los trabajadores. Los cursos llevados a cabo equilibraron un poco la balanza. Pero sigue habiendo déficit de estos profesionales. De hecho, municipios como Marín, Bueu, O Grove o Vilagarcía tienen a sus plantillas aún incompletas. Algunos harán segundas convocatorias para intentar contratar más personal y otros, como el caso de Bueu, estudian tirar de una empresa especializada en vigilancia para cubrir las vacantes que quedan libres.

Los concellos, en general, muestran su preocupación por lo que ocurre con los socorristas. Algunos, más allá de lamentarse, también buscan fórmulas variopintas para intentar que, al menos en años venideros, no haya problemas de personal. Por ejemplo, Sanxenxo ya adelantó que los vigilantes que presten atención en sus arenales este verano tendrán más posibilidades de ser contratados el ejercicio siguiente y que se subirán los sueldos.

«Los salarios mejoraron, pero aún no se paga lo adecuado para el trabajo que es»

Roberto Barcala, profesor de la facultad de Ciencias da Educación e do Deporte

 

Roberto Barcala, profesor de la facultad de Ciencias da Educación e do Deporte, además de coordinador del equipo llamado Remoss -Grupo de Investigación Rendimiento y Motricidad del Salvamento y Socorrismo- asiente cuando se le indica que este año, una vez más, hay déficit de socorristas: «Partíamos de una situación difícil, en la que había una disparidad muy grande entre los pocos socorristas que había y las grandes necesidades de personal de los concellos. Este año se hicieron esfuerzos por llevar a cabo más actividades formativas, pero está claro que el problema no se va a solucionar en un año. Tardará un poco más en equilibrarse este asunto. De momento no puede ser, no es inmediato».

Hace un año, hablando de la falta de socorristas, Roberto Barcala aludía a que los salarios que se les paga al personal que presta servicio en las playas era escaso. Desde entonces, algunos concellos aumentaron los sueldos para intentar atraer a los trabajadores. ¿Considera él que hubo una mejoría? «Los salarios mejoraron, pero aún no se paga lo adecuado para el trabajo que es. Piensa que es una ocupación que supone un riesgo diario, dado que quizás te tengas que meter en el agua a buscar a una persona. Y eso yo creo que todavía no se tiene lo suficientemente en cuenta», remacha Roberto Barcala.

«El Inem me mandó hasta diez convocatorias, y al final pude elegir donde quería trabajar»

 

m.h.

Juan y Manuel trabajaban ayer a media mañana en la playa de Mogor. Sobre la una, ya habían atendido a varios bañistas, aquejados de picaduras de fanecas. Uno y el otro contaban que este verano, si hubiesen querido, podrían haber elegido otro municipio en el que trabajar: no les faltaban ofertas. Habla Juan en primer término: «El Inem me mandó hasta diez convocatorias y al final pude elegir donde quería trabajar, Me decanté por Marín porque vivo aquí, con lo cual es lo más práctico».

Gastañaduy, de 36 años, tiene una larga experiencia en torno a la vigilancia. Trabajó hace años en arenales de la comarca, se marchó luego a Canarias como socorrista, dado que allí podía ejercer todo el año. Estuvo incluso trabajando en el mismo sector en la República Dominicana y, ya de vuelta, lleva cuatro años en los arenales marinenses. Ahí conoció a Manuel Martínez, que también ejerce desde hace tiempo como socorrista en Marín. Manuel, de 23 años, es de Porriño, pero tiene familia y casa en la que poder alojarse en Marín. Por ese motivo se decantó por ejercer en sus playas. Reconoce que, si le gustase otro municipio, posiblemente, no tendría problemas para conseguir un puesto de socorrista en él: «Hay bastante oferta. En mi caso me presenté también a la convocatoria de Bueu, y tenía que ir a hacer las pruebas, pero al final ya me decidí por Marín».