«Hacía falta incorporar nuevos servicios y mejorar las instalaciones»

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

POIO

RAMON LEIRO

Formación del personal, promoción interna y más contratación fija son algunas de sus reivindicaciones

20 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Beatriz Cortés Donsión (Pontevedra, 1967) lleva al frente del comité de empresa del grupo Quirónsalud Miguel Domínguez de Pontevedra desde principios del 2016. Esta administrativa que trabaja en admisión en el Instituto de Neuro-Rehabilitación Quirónsalud de Poio (antiguo sanatorio La Merced) destaca el talante de los nuevos propietarios y apunta algunas demandas de los trescientos trabajadores.

-La compra del grupo Miguel Domínguez se formalizó el 16 de octubre del 2015 después de meses de rumores. ¿Cómo recibió la noticia?

-En principio pensamos que nos iba a comprar Vithas, se daba por hecho. Pero de la noche a la mañana fue Quirón. De todas formas llevábamos muchos años con comentarios de venta. La verdad es que lo recibimos con sorpresa. Por parte de la empresa no hubo ninguna comunicación a los trabajadores, que nos enteramos en la calle. No sé si el comité anterior lo sabía y estaba informado.

-¿La compra supuso una tranquilidad para la plantilla?

-Alguna gente se lo tomó con miedo, otros con esperanza y otros con tranquilidad. Los cambios a alguna gente le vienen bien, o otra gente no, hay trabajadores más contentos y otros menos. Domínguez tenía a trabajadores muy bien situados, gente que trabajaba y estaba reconocida. Quirón es una empresa mucho más grande y estamos empezando a trabajar de manera distinta. Queremos que haya un poco más de igualdad entre todos los trabajadores, sin diferencias. Trabajadores de la misma categoría con las mismas ofertas y posibilidades.

-Ahora hay un comité único para los cuatro centros del grupo...

-Sí, cuando llegó Quirón nos fusionamos en uno. El actual comité está formado por dieciséis miembros, de los que doce son de Comisiones Obreras y cuatro de UGT. Ahora representamos a todos los trabajadores. Hace años, en el 2004, yo había estado como secretaria en el comité de este centro de Poio. A mí siempre me gustó más estar aquí. Cuando Murillo vendió y compró todo Domínguez fue cuando nos movieron a algunos trabajadores y nos actualizamos. Antes aquí teníamos el convenio provincial del sector y asumimos el propio de Domínguez.

-¿Cómo es la relación con la gerencia que encabeza Óscar Alonso?

-La empresa que había antes, a mi modo de ver, no respetaba al comité, estaba como cohibido. Enfrentarse a esa situación es difícil. Cuando me presenté me decían que tienes una seguridad y sabes que no te van a echar a la calle durante unos años. Pero el presentarse y que no seas elegido te marca igual. Me llegaron a decir que me iban a echar por presentarme por un sindicato como Comisiones. Pero nunca tuve ningún problema. Hacerle ver a la empresa anterior que el comité no estaba en contra de ellos sino al lado de ellos fue difícil.

-¿Es más fácil ahora representar a los trabajadores?

-Sí, ellos ya vienen de otros sitios con comité. Se trabaja de otra manera. El talante es totalmente distinto y no se nos cierran las puertas. Como comité pedíamos antes una sala y no nos la daban. Ahora tenemos un local sindical y todo son facilidades. La dirección respeta al comité.

-Están en plena negociación del nuevo convenio con Quirónsalud. ¿Cuáles son las principales demandas de la plantilla?

-Queremos muchas cosas, pero hay que ir poco a poco. Tengo esperanza en que la nueva dirección cambie cosas que serán buenas para los trabajadores. Que una persona no sea señalada por cogerse una baja si la necesita. Teníamos un convenio muy bueno, pero no se aplicaba en el día a día. Llevamos negociando desde diciembre y no creo que se alargue en el tiempo. Creo que en un par de reuniones se cerrará. Vamos a proponer un convenio por dos años. Los trabajadores habían perdido mucho poder adquisitivo. También pedimos que tengan en cuenta la formación de los trabajadores, la promoción interna y que se incremente la contratación fija porque hay muchos eventuales. No podría darte una cifra porque varía.

-¿Cree que hubo mala gestión y que eso incrementó las dificultades económicas de la última etapa?

-Los Domínguez hicieron muchas cosas bien y yo tenía buena relación con ellos. Quizá fue demasiada familia a dirigir la empresa. Del padre pasó a los hijos, pero cuando ya son los nietos y los sobrinos la cosa cambia, hay intereses distintos. Desde luego trabajo había y se trabajaba mucho. En Pontevedra no hay rival fuera de la sanidad pública.

-Uno de los objetivos de Quirónsalud es ampliar servicios...

-Sí, Domínguez estaba muy centrado en traumatología. Quirón está incorporando nuevos servicios como pediatría, estética, también quieren maternidad. Quirón está mejorando mucho las instalaciones, que también hacía falta. El tiempo dirá si esa manera trabajar es mejor o peor. Los trabajadores estamos contentos porque cobramos todos los meses y antes para cobrar era difícil, y eso es una parte importante. La plantilla tuvo un comportamiento ejemplar cuando estuvo sin cobrar un mes. Nadie puso ninguna queja.

-¿Apoya las reivindicaciones sindicales con respecto al convenio colectivo de la sanidad privada en la provincia?

-No nos afecta directamente, pero apoyamos las reivindicamos de los sindicatos. Nosotros tuvimos la suerte de partir de un convenio propio, pero las cosas pueden cambiar. Reclaman algo justo y la subida salarial que propone la patronal es inviable.

-Usted es madre de tres hijas y trabaja en un grupo donde hay más mujeres que hombres. ¿Hay medidas para poder conciliar?

-Antes una persona embarazada sin contrato fijo se iba a la calle cuando se le acababa. El comité está muy pendiente de esas cosas. Tenemos reducciones de jornada y el trato es el mismo. Yo tuve que dejar de trabajar cuando me quedé embarazada de mi primera hija porque era incompatible el horario.

-El pasado septiembre el grupo Quirón fue comprado por la compañía alemana Helios. ¿Qué supuso?

-Nos reunieron al comité y nos explicaron. Lo que cambió fue el equipo inversor, que antes era inglés y ahora es alemán. Nosotros, el trabajador, no notamos la diferencia. Ahora el dinero viene de los alemanes y antes venía de los ingleses. Somos un granito pequeñito dentro una estructura muy grande. Fui a reuniones en Madrid y nos informaron e incluso hay un comité europeo.

-En la sanidad pública la junta de personal del Chop está sumida en una crisis interna. ¿Entiende que todos los sindicatos se unan para cesar a la presidenta?

-Son formas de trabajar distintas en la pública y la privada. No conozco a la presidenta. Oí algo, pero no sabía. Desde fuera no es agradable desde luego. Uno está en un comité porque te eligieron los trabajadores y defiendes unas ideas. No sé a qué se puede deber que los compañeros se vuelvan contra ti porque todos defendemos lo mismo, a los trabajadores. A mí no me gustan las guerras ni las peleas. Con la palabra se puede llegar a acuerdos.