Pontevedra pasa una noche de rayos

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

POIO

FRANCISCO IGLESIAS

MeteoGalicia registró medio millar de relámpagos en doce horas, buena parte de los cuales cayeron en la comarca

21 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Muy pocos, por no decir nadie, se esperaba la tormenta eléctrica que registró la comarca de Pontevedra la noche de ayer. Aunque las luces de los rayos iluminaron la ciudad del Lérez y distintos puntos de Poio creando un cierto espejismo de proximidad, lo cierto es que el epicentro de los mismos se localizó a varias decenas de kilómetros hacia el interior de la provincia, en la comarca del Umia.

Los municipios de Moraña, Caldas y, en menor medida, Cuntis fueron los puntos geográficos donde, según recoge la web de MeteoGalicia, se contabilizaron el mayor número de relámpagos. Eso sí, de igual modo, también se tuvo constancia de impactos en otros concellos pontevedreses, caso de los de Vilagarcía, Ribadumia, A Estrada o Campo Lameiro, así como en el norte del vecino Portugal.

En apenas doce horas, las comprendidas entre las diez de la noche del miércoles y las diez de la mañana de ayer, los sensores de MeteoGalicia captaron más de medio millar de rayos. Estos fenómenos meteorológicos no estuvieron acompañados de lluvia -solo la estación de Caldas registró poco más de dos litros de agua por metro cuadrado este miércoles, mientras que en Pontevedra ni se llegó a alcanzar el medio litro-, una circunstancia que, a buen seguro, incrementó su espectacularidad. Lo cierto es que fue uno de los principales temas de conversación ayer en muchas tertulias de bar.

De estos 564 relámpagos, algo más de medio centenar, concretamente 54, llegaron a alcanzaron suelo -son los que se denominan nube-tierra-, de tal modo que los restantes fueron del tipo nube-nube -no tocaron tierra firme- o se localizaron, en buena parte, en alta mar.

La mayor parte de estos relámpagos fueron rayos negativos. «Prodúcense cando a base da nube está cargada negativamente e o chan baixo a mesma ten unha carga neta positiva», de tal modo que, según añaden desde MeteoGalicia, se produce «unha transferencia de carga negativa dende a base da nube ao solo». Por su parte, los positivos se forman en la parte alta de las nubes tormentosas, «onde reside unha alta concentración de cargas positivas».

Los expertos estiman que estos «solen ser especialmente perigosos, xa que poden alcanzar unha zona en terra que non estea moi próxima á treboada -a máis de dez quilómetros de distancia- e, dado que a capa de atmosfera que atravesan é maior, a corrente de pico de descarga pode ser ata dez veces superior aos raios negativos».

En todo caso, no hay que preocuparse demasiado si uno teme ser alcanzado por un relámpago. Se estima que las probabilidades de que a una persona le caiga un rayo es de una entre tres millones -algunas fuentes reducen esta última cifra hasta los setecientos mil y otras, por el contrario, la multiplican por tres-. Eso sí, es más fácil que esta circunstancia se produzca a que a uno le toque la Primitiva, que se estima en una entre casi catorce millones.

E, incluso, en la circunstancia de que un pontevedrés reciba una descarga eléctrica de estas características, tendrá un 90 % de posibilidades de sobrevivir. El 10 % restante fallecerá, a buen seguro, de un infarto.