Un paraíso rodeado por el Atlántico

Ana Moreiras | Redacción digital

PONTEVEDRA CIUDAD

Vítor Mejuto

Ons, la naturaleza en estado puro Una visita a la Isla de Ons constituye una de las mejores opciones para romper con el frenético ritmo diario y pasar una jornada de descanso rodeado de naturaleza en estado puro.

12 may 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

Para disfrutar de un agradable día en Ons, el punto de partida se encuentra en el puerto de Sanxenxo, o en el de su vecino Portonovo, lugares desde los que salen barcos hasta la isla en distintos horarios desde las diez de la mañana. La Isla de Ons es una de las componentes, junto Cíes, Sálvora y Cortegada, del Primer Parque Nacional de Galicia. Desde el barco La diversión comienza en el preciso instante en que uno se sube al barco en el que se realiza la travesía hacia Ons, disfrutando de la magnífica costa de la Ría de Pontevedra y de las maravillosas vistas que sólo se pueden obtener desde el mar. A medida que uno se acerca a la costa este de la isla, se encuentra ante sus ojos con la Playa de Dornas y Melide a la derecha del muelle, y la Playa de Area dos Cans y la de Canexol a la izquierda. Así que tras el desembarco, el visitante tendrá que decantarse por una de las dos opciones que se le plantean: pasar un día de sol y playa en cualquiera de sus atractivos arenales, o realizar un recorrido por la isla, deleitándose con el entorno natural y las increíbles vistas. La diversión está asegurada. Primeros pasos Iniciando una ruta a pie por la costa, el primer destino se sitúa en la Playa de Area dos Cans, lugar en el que se encuentra la sepultura medieval «Laxe do Crego», a la que únicamente se accede cuando la marea está baja. Luego la Playa de Canexol, y, justo encima, la antigua rectoral y escuela con dos hermosos hórreos, que llamarán la atención del viajero por su tamaño. Si el visitante opta por seguir caminando, por entre las típicas casas de marineros accederá al mirador de Fedorentos, desde el que se obtiene una buena vista de la Isla de Onza, la Ría de Pontevedra y las Islas Cíes. Entre realidad y leyenda Muy próximo al mirador está el «Buraco do Inferno», un agujero de unos 40 metros de profundidad, y que llega al mar, por lo que se puede oír su sonido y el eco que produce. Los lugareños comentan que los días de temporal se escuchan los gritos y gemidos de las almas que tiene atrapadas el diablo. Es probable que el origen de estas leyendas sea el temor que inspiraba a quienes se aproximaban a ella, los sonidos que emitían los Araos que antaño anidaban en su interior. La entrada de este agujero desde el mar se puede contemplar desde un observatorio ornitológico muy próximo. Visitas organizadas El paseo hasta el Faro también entraña un enorme atractivo. Se sube por una pequeña cuesta desde el muelle, disfrutando paso sí, paso también, de unas vistas panorámicas impresionantes sobre la propia isla y su horizonte próximo, la Ría de Pontevedra. Para poder acceder al faro hay que concertar previamente una cita con uno de los grupos organizados y obtener el consentimiento del fareiro. Quizás sea Melide, de todas las que rodean la asombrosa Ons, la playa más hermosa y paradisíaca. En ella se puede practicar el nudismo, rodeado de un entorno natural y tranquilo. Mirador natural Desde este lugar, el visitante puede acercarse a la zona norte de la isla, en donde se encuentra la playa de piedras Cova da Vella, con diversas cuevas y acantilados, así como el Alto do Centolo, desde el que se puede divisar la Playa de A Lanzada, la Ría de Arousa, la Isla de Sálvora e incluso la península de O Grove. A las siete y media de la tarde parte del muelle el último barco que devolverá al visitante al puerto de Sanxenxo o al de Portonovo, y, muy posiblemente, con ganas de repetir la experiencia.