Sin factura no hay entierro

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

La familia tuvo que desplazarse en autobús hasta Caldas, donde finalmente pudieron celebrar el entierro.
La familia tuvo que desplazarse en autobús hasta Caldas, donde finalmente pudieron celebrar el entierro. CAPOTILLO

El párroco de Lérez se negó a oficiar un funeral si no le pagaban en metálico y el oficio tuvo que celebrarse en Caldas, a veinte kilómetros

01 mar 2015 . Actualizado a las 10:12 h.

El cura de la parroquia pontevedresa de Lérez se negó a oficiar el funeral de un feligrés después de que la empresa funeraria y la familia del difunto se negaran a pagarle en mano y sin recibos o facturas de por medio. La situación, que al parecer no es la primera vez que se produce, ha llenado de indignación a los vecinos, muchos de los cuales recordaron que Crisanto Rial fue uno de los sacerdotes a los que se tomó declaración, si bien no fue imputado, en la operación Retablo que investiga una veintena de rehabilitaciones eclesiásticas.

Todo parece indicar que cuando la empresa funeraria Alianza y Barros se puso en contacto con el párroco para oficiar los sacramentos, este ya les habría comunicado que, o bien se le abonaba en metálico y sin facturas de por medio, o él se desentendía de todo. Los responsables de la empresa se negaron en redondo, ya que la legislación establece que estos pagos se tienen que realizar mediante cheque o transferencia, por lo que, de lo contrario, se estaría cometiendo una irregularidad.

Visto el panorama, se optó ya por buscar un alternativa. De este modo, se contactó con otro sacerdote pontevedrés para que diese el responso de salida del tanatorio, así como el del cementerio.

Y ante la imposibilidad de celebrar el funeral en su parroquia de Lérez, se optó por celebrar los oficios fúnebres en San Andrés de César, en Caldas, municipio que dista a unos veinte kilómetros de Pontevedra y de donde era oriundo el fallecido.

Cuando se creían solventados todos los problemas, ayer, a eso de las tres de la tarde, el sacerdote que tendría que ocuparse del responso en el camposanto comunicó a la funeraria que el párroco de Lérez -con el que La Voz de Galicia trató infructuosamente de hablar a lo largo de la tarde de ayer- le había prohibido acudir al cementerio.

La situación en San Mauro se desbordó e, incluso, obligó a intervenir a la Policía Local de Pontevedra. La incertidumbre generada ante el riesgo de que no hubiese un sacerdote en el cementerio, provocó que los nervios se disparasen y que el autobús que debía trasladar a la comitiva fúnebre a Caldas detuviese su marcha.

La tensión llevó, incluso, a un allegado del difunto a bloquear la salida de vehículos del tanatorio hasta que no se solucionase la situación, de tal modo que ni los coches fúnebres podían abandonar estas dependencias. «Todos hemos escuchado de curas que se nieguen dar sacramentos a otras personas, pero que se niegue a que otro sacerdote vaya a su cementerio... ¡Es lo nunca visto!», manifestaron, incrédulos, algunos de los asistentes.

Tras cerca de tres cuartos de hora de desconcierto, y con la mediación del cura de Montecelo, la situación se arregló y el autobús pudo partir hacia Caldas. Posteriormente, el entierro se pudo llevar a cabo sin mayores incidencias en Lérez.

Quejas al Arzobispado

Desde Alianza y Barros advirtieron de que no es la primera vez que sufren estas situaciones. De hecho, aseguraron que ya han tramitado quejas y reclamaciones ante el Arzobispado de Santiago de Compostela dando cuenta de los problemas que, en muchas ocasiones, surgen. En este sentido, recordaron que la legislación obliga a las empresas del sector a realizar este tipo de pagos en cuentas bancarias en las que figure la Iglesia como titular, de igual modo que los cheques nunca son nominativos a favor de un cura sino de la institución.

Por su parte, otras voces reconocieron que aún hay muchos sacerdotes que exigen pagos en metálico e, incluso, acuden directamente a las familias en una suerte de coacción emocional.