¿Contrataría a una mujer con velo?

CARMEN GARCÍA DE BURGOS, PATRICIA BLANCO, LAURA G. DEL VALLE, M. VÁZQUEZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón Leiro

Comerciantes gallegos se posicionan ante la sentencia que permite a las empresas poner coto a los símbolos religiosos

16 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Comerciantes gallegos se posicionan ante la sentencia que permite a las empresas poner coto a los símbolos religiosos. Para algunos, la potestad del que contrata es lo primero, para otros, respetar las creencias de la empleada es indispensable.

«El respeto está por encima de cuánto se factura»

«Deberíamos vernos en el caso, porque, al margen de que nos pueda favorecer o perjudicar al negocio, el respeto a la persona y a la decisión individual está por encima de cuánto se factura, sea una tienda o una empresa». Habla Fernando Fernández Pidal, copropietario junto a Rubén Paz Romero de El Mono con Sombrero, una empresa con tienda en Pontevedra que se dedica a la planificación de eventos, incluidas las bodas. Por eso su caso es, si cabe, más delicado, aunque él considera que a su negocio «tampoco le repercutiría demasiado, aunque está ligado de alguna forma al tema religioso, porque muchos de nuestros clientes, aunque cada vez menos, optan por las bodas religiosas».

En cualquier caso, y a pesar de no tener claro cómo actuaría si se diera el caso, Fernández Pidal sí es rotundo respecto a lo «duro que me parecería cerrarle puertas laborales a gente que por una religión, creencia o cultura ha tomado la decisión de llevar un velo, un burka o cualquier tipo de icono religioso, cuando el trabajo está como está».

Jose Manuel Casal

«Penso que o mellor é que cada empresa poida decidir»

La sentencia europea que permite a las empresas poner coto a los símbolos religiosos es compartida por Eva Gómez, de Bambalina, un cuidado comercio carballés del sector infantil: «Penso que o mellor é que cada empresa poida decidir». Considera que lo ideal es la adaptación al lugar de acogida y cree que el velo lleva asociados unos valores que a veces generan «medo». Va más allá: «¿Que pos velo? Vale, pero porque o queres poñer ti. Penso que para a muller é unha imposición, un arraigo que vén de aí, dunha imposición. Non vexo que elas sexan libres. Non é pola persoa en si, é polo que significa». Explica que en Carballo no hay una elevada inmigración, ni una comunidad musulmana grande, por lo que tampoco se ha visto en esa tesitura. Lo mismo dice, a unos metros, Ana Varela, de Rama Moda: «Non tes esa sensibilidade, porque non hai moitos inmigrantes, pero penso que, chegado ese punto, ata gustaría que houbese unha persoa así [con velo]».

«Solo dejaría de contar con ella si no se le ve la cara»

En Arteixo está una de las comunidades de musulmanes más numerosas de Galicia. Quizás por eso, muchos propietarios de locales de la zona rechazaban ayer manifestarse sobre si contratarían o no a una mujer con velo. No fue el caso del cerrajero Anxo Vázquez, que le quita hierro al asunto diciendo que en Galicia «estamos muy acostumbrados a ver a mujeres con pañuelo, al menos en Arteixo, así que no entendería que alguien ahora se escandalizara». Además, añade, «esas personas que piden a las mujeres que dejen su melena al descubierto deberían pensar primero en los tiempos en los que sus abuelos tuvieron que emigrar a Argentina y les decían que se quitaran la boina». Eso sí, este cerrajero hace una distinción: «Yo contrataría sin problema a una mujer con velo, y si tengo clientes que no les parece bien intentaría que entrasen en razón, pero si ya es de los que no se le ve la cara, no».

MIGUEL VILLAR

«Pedir que se lo quite es una discriminación absoluta»

Ella no comparte el uso del velo pero asegura que respetaría que una empleada suya lo utilizase y que no sería una razón para no ponerla en nómina en su negocio. Es la opinión de la ourensana Ana Mosquera, propietaria de una tienda de ropa. «No estoy de acuerdo con nada de eso, pero respeto a todo el mundo y también las costumbres y creencias que puedan tener», asegura Ana, quien deja claro que «yo no puedo decirle una persona qué religión tiene que seguir, ni de qué forma debe pensar o vestir». Advierte, eso sí, que trataría de ayudar a una mujer si supiese que lleva el velo islámico porque alguien le está obligando a hacerlo, pero afirma que su papel se limitaría a ofrecer consejo o colaboración, sin que vea motivo para prohibir que lo lleve quien lo decida libremente. «Si yo creo que una persona es válida para trabajar conmigo me da igual la ideología que tenga o sus gustos, nunca le pediría que no usase el velo», asegura, añadiendo que lo contrario le parece una «discriminación total y absoluta».