El santo «máis milagreiro» atrajo ayer a cientos de devotos que tampoco se pierden la romería estival
22 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Los pontevedreses tienen dos citas anuales con san Benito, una en invierno y otra en verano. Los más devotos a este santo milagreiro no se suelen perder ninguna de las dos, como ayer quedó demostrado.
La celebración del 21 de marzo coincide con el aniversario de la muerte del monje benedictino y anuncia la llegada de la primavera, que esta vez entró con lluvias, aunque sin restar afluencia al Monasterio de Lérez, sobre todo por la mañana.
Se trataba de cumplir con una tradición muy arraigada en Pontevedra y en otras localidades de la provincia, la de pedir los favores del santo para curar las verrugas y otros males de la piel, aunque muchas plegarías van más a allá de la salud.
Como es habitual, las celebraciones litúrgicas comenzaron a primera hora de la mañana y se prolongaron hasta última hora de la tarde, incluyendo la procesión del santo alrededor del templo a hombros de los vecinos de la parroquia de Lérez.
La afluencia de gente fue escalonada y los fieles cumplieron con los ritos de recoger el aceite milagroso, pasar por debajo del altar y tocar con un pañuelo la imagen del santo. En los alrededores del templo tampoco faltaron como en verano los puestos de velas y rosquillas.