Un refugio de perros donde cada función y espacio está medido

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Toallas, mantas, champús, comederos, correas, arneses o piensos. Todo tiene su sitio asignado y nunca falta trabajo

17 abr 2017 . Actualizado a las 10:32 h.

El trabajo nunca falta en las instalaciones de la protectora Os Palleiros de Pontevedra. Da igual el día de la semana o que sea festivo, como sucede la jornada de la visita. Las tareas son múltiples y no sobran las manos. El recinto de Campañó fue objeto de una importante reforma hace más de tres años por parte del Concello de Pontevedra que, entre otras mejoras, habilitó cincuenta caniles nuevos.

El refugio atiende estos días a 130 perros. El llamamiento que hizo la asociación a principios de abril desencadenó 22 adopciones, en su mayoría de cachorros, así que de momento no hay colapso. En la protectora todo está perfectamente organizado y cada uno sabe cuál es su función. Hay tres operarios de mantenimiento contratados que trabajan de lunes a domingo de 9 a 13 horas, además de la aportación de directivos y voluntarios. En la construcción central está la oficina, la clínica y la hospitalización. En esta zona está Barroco, el can usado en peleas que apareció en la protectora hace unos días y que se recupera de sus graves heridas.

A la izquierda está uno de los espacios con más trajín, explica la presidenta, Gloria Cubas. Es la zona de la lavandería. Hay una bañera y una pizarra donde se dejan las instrucciones para el baño (fecha y nombre del can). Una voluntaria seca a un cachorro con una toalla, mientras otra se dispone a bañar a otro animal. «Hay champús normales y especiales para perros con problemas de piel», detalla. La gran cantidad de toallas y mantas que se usan y hay que lavar obliga a tener cuatro lavadoras y dos secadoras. Algunas compradas y otras cedidas, aclara Gloria. «En invierno no damos abasto», dice. Al final de ese pasillo están los comederos y dos depósitos de agua. El segundo se hizo imprescindible ya que hay que baldear patios e instalaciones todas las jornadas.

Antes de la zona de lavandería está una pared llena de correas y arneses. Estos se usan con animales «miedosos». A continuación están jaulas y transportines y dos grandes cestos para la ropa sucia. ¿Se acostumbran a los ladridos? «Llega un momento en que ni oyes ni hueles nada», apunta la presidenta. En otra ala están las cuarentenas, donde pasan un tiempo los animales recién acogidos. ¿Y todos tienen nombre? «Todos. Piensa que cada perro tiene su ficha informatizada donde quedan reflejadas las entradas y salidas».

A la derecha están los caniles nuevos y en un lateral dos puertas cerradas con carteles. En una se guardan los sacos de pienso -normal, de cachorros y especiales para distintas dolencias- y una nevera con salchichas. Junto a ese almacén hay una sala donde directivos y voluntarios toman un café al final de la jornada. «Un descansito es necesario», señala Gloria.

Os Palleiros tiene un gasto anual de cerca de 80.000 euros. El Concello aporta 24.700 euros y el resto sale de las cuotas de socios, donaciones, mercadillos, padrinos y eventos que se organizan. La recogida de tapones es otra fuente de financiación.

Cartel en la puerta. El refugio municipal de Pontevedra está ubicado en Campañó. Un cartel colgado en la puerta alerta de una perra extraviada. Algún animal aprovecha para tomar el sol.

Cincuenta caniles nuevos. El Concello invirtió en el 2014 más de 200.000 euros en la reforma del refugio municipal que gestiona Os Palleiros. Se mejoraron las condiciones de habitabilidad.

Una correa para «Asia». Casi de todos los colores y de varios tamaños. Así son las correas para sacar a pasear a los perros que hay en la protectora. Algunas son compradas y otras cedidas.

Atención veterinaria. Las instalaciones de Campañó cuentan con una pequeña clínica veterinaria y una zona de hospitalización. Completa el servicio una oficina para trámites administrativos.

Bañera, champús y pizarra. La zona de baño para perros incluye una bañera, productos específicos según el tipo de pelo y piel, y una pizarra donde se dejan las instrucciones para el baño.

Zona de lavandería. Toallas y mantas es la ropa que más se usa. Para lavarla hay varias lavadoras y secadoras, compradas y cedidas. Y un tendal hecho por un voluntario. fotos ramón leiro