La zona cero de las oficinas tiene vida emocionante alrededor

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

capotillo

El carácter peatonal, las plazas y bancos que rodean a los edificios de la Xunta o Hacienda los llenan de mayores y niños

24 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La ciudad administrativa, ese espacio en torno al colosal edificio de la Xunta en Campolongo, es un tanto camaleónica. Vamos, que cambia de color según la ocasión. Una visita a ese espacio por la mañana, cuando más de 1.500 funcionarios trabajan en estas dependencias y cientos de personas entran y salen de estas instalaciones para hacer trámites, no tiene nada que ver con pisar este entorno por la tarde, cuando la zona se relaja y se utiliza para pasear, ir en bici o tomar algo. Pero hay algo que llama la atención a lo largo de toda la jornada. La ciudad de las oficinas está rodeada de vida; ha encajado en el modelo peatonal de Pontevedra y los vecinos disfrutan de este espacio, bien sean los niños o los mayores. Claro que le falta algo fundamental de lo que todos se quejan, sobre todo en días de canícula como ayer: la sombra. Los árboles que hay todavía no dan demasiada y ayer a media mañana el sol de justicia se hacía insoportable. «Con sombra sería un sitio ideal», decían unos jóvenes con un bebé.

Fue en el año 2008 cuando se inauguró la ciudad administrativa. Atrás quedaba la imagen que los pontevedreses tenían de esta zona, ligada al mundo militar, ya que era ahí donde se emplazaba el viejo cuartel de Campolongo. La piqueta le mudó la cara a este espacio y ahí se instalaron más de veinte dependencias de la Xunta que hasta entonces estaban desperdigadas por la ciudad. Se sumó el edificio de Hacienda. Abrió una oficina de Correos. Es decir, el viejo acuartelamiento se convirtió en un espacio de paso, de gente que va y viene para hacer trámites burocráticos. Era el caso ayer de Maruja, que iba a Hacienda. A ella le parece cómoda la ciudad administrativa, pero le pone un pero: «Hay que pagar para aparcar, y eso sí que no me gusta», señalaba. ¿Y los funcionarios qué dicen? Un trabajador de Educación, que pide no figurar con el nombre «porque luego igual me riñen» dice que las instalaciones son cómodas y funcionales y que no tienen nada que ver con las anteriores.

Más allá de los trámites burocráticos, a media mañana de ayer, era llamativa la vida que había alrededor. Numerosos mayores, muchos pertenecientes a la residencia de ancianos de Campolongo, paseaban por una zona cómoda por lo llana que es. Había niños pequeños jugando -un síntoma de que los pequeños utilizan el entorno es que hay un bar con un espacio infantil- y un paseante señalaba: «Es una zona bonita, agradable de pisar».