Pontevedra logra frenar al picudo rojo

Serxio Barral Álvarez
Serxio barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

S.B.

Los técnicos constatan que el tratamiento periódico con insecticida está salvando las palmeras del casco

10 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace ya más de dos años desde que comenzó a detectarse con preocupación la presencia de escarabajo picudo rojo (Rynchophorus ferrugineus) en las palmeras del sur de Galicia. Desde entonces esta plaga ha ido expandiéndose por toda la comunidad autónoma, especialmente por los municipios costeros, y se ha llevado por delante varias decenas de ejemplares.

En el centro de Pontevedra, por el momento, se está logrando poner freno a su avance. O, por lo menos, a los efectos devastadores que provoca el gorgojo en los árboles, ya que acaba secándolos por completo, obligando a su eliminación. Si en su día fue necesario talar varias palmeras situadas en parques públicos fuera del casco urbano, hasta el momento los cuidados preventivos que se pusieron en marcha desde el Concello están teniendo buenos resultados tanto en las del parque de Las Palmeras, donde hay cerca de treinta ejemplares, como en las de los jardines de Marescot, donde hay dos. En ambas zonas se ha llegado a detectar presencia del escarabajo, pero por el momento se ha evitado lograr que llegue a afectar a las palmeras.

Lo explica Manuel Fontán, técnico del área de Parques e Xardíns del Concello de Pontevedra, que ayer mismo supervisaba la aplicación de insecticida en las palmeras del principal parque de la ciudad. «Tanto As Palmeiras coma os xardíns de Marescot son dúas zonas prioritarias para nós. Porque son parques urbáns, porque os exemplares son de gran porte e polo tanto teñen moito valor... Por iso estamos levando a cabo accións moi intensivas nestas zonas».

Se trata de un tratamiento preventivo, para evitar que la plaga haga mella en estos ejemplares. Una vez al mes se cierran durante varias horas ambos parques para aplicar el tratamiento, que es a base de insecticidas y que tiene que aplicarse en la copa de los árboles. «Estamos a comprobar que é o tratamento máis efectivo para que o picudo non afecte á saúde das palmeiras», insiste Fontán, que ayer pudo constatar que sigue sin haber ejemplares infectados en estas zonas urbanas. «E iso que o bicho está aí, sabémolo. O noso obxectivo é ter as árbores protexidas. Estámolo a lograr».

El técnico municipal explica que este tratamiento preventivo se aplica principalmente en primavera, verano y otoño, ya que es cuando mayor actividad presenta el escarabajo, que aprovecha el clima benigno para desplazarse de unos árboles a otros «a grande velocidade». La bonanza climatológica que sufre Galicia en los últimos tiempos ha ayudado a su propagación. De hecho Fontán recuerda que en el mes de diciembre, cuando el picudo rojo debería estar más inactivo, seguían cayendo ejemplares vivos en las trampas situadas en diversos palmerales del casco urbano de Pontevedra.

Ayer tocaba revisar los ejemplares del parque de As Palmeras, una operación complicada ya que es necesario elevar una plataforma hasta la copa de los árboles, situadas a no menos de una veintena de metros del suelo. La inspección confirmó que las palmeras siguen, de momento, estando a salvo.

En estos más de dos años de propagación intensa de la plaga, solo fue necesario talar un ejemplar en el centro urbano de Pontevedra. Fue en el jardín del convento de San Francisco, una palmera que no era pública, sino que estaba en un espacio privado. Además, también se talaron palmeras en la plaza del Marques de Valterra (Estribela), y en Ponte Muiños. Otos municipios del entorno, como Marín. Sanxenxo, Poio o Cercedo-Cotobade, también se han visto afectados por esta plaga.

Un gorgojo de origen asiático, de rápida propagación e inofensivo para los seres humanos

El picudo rojo es un coleóptero de origen asiático, que se da especialmente en zonas tropicales y cuya presencia se ha detectado en una veintena de municipios gallegos. No hace daño a lo seres humanos, pero su efecto es devastador con las palmeras. Los expertos de la Estación Fitopalóxica de Areeiro recomiendan tratamientos preventivos con insecticidas y en casos de afección extrema se aconseja la tala de los ejemplares. Dicha actuación debe realizarla una empresa especializada que posteriormente ha de retirar los restos. La recomendación es que los residuos de las plantas se entierren a una profundidad no inferior a dos metros, y que se tenga un especial cuidado en dejar la zona limpia de cualquier resto de la planta.