Alcaldesa a los 88 años y con sacho en la mano

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PORTAS

emilio moldes

La nombraron regidora de honor en la Festa da Dona. ¿Por qué? «Porque eu mal non fixen nunca», dice

26 may 2017 . Actualizado a las 08:02 h.

«Solo lle pido a Deus que o día que non poida traballar me leve. Pero que non tarde nin un día en levarme. Que me leve nese mesmo momento». La que habla así es Áurea Fariña Baliñas. Áurea, que tiene 88 años, aunque ella insiste en que ya ve muy cerca los noventa «e se cadra é hora de ir morrendo», es encantadoramente exagerada, ora dramática ora cómica hasta el extremo. Con ella no hay medias tintas. Es el todo o la nada. Cariñosa y risueña, se agarra de ganchete de la entrevistadora nada más conocerla y la guía hasta su paraíso, su huerta. Ahí, si la dejan, planta y sacha legumbres de la mañana a la noche. Pero a veces para descansar. Se sienta en una caja de gaseosas y reza. «Rezo tanto que non sei nin o que rezo. Se cadra botareille tres ou catro rosarios ao día», dice ella. El caso es que a Áurea la acaban de elegir las asociaciones culturales de Portas para que sea la alcaldesa de honor de la Festa da Dona, una cita que tiene como objetivo recordar la figura de Concepción Pérez, que en 1925 fue nombrada regidora de Portas y se convirtió en la primera mujer de Galicia en tener ese cargo. ¿Por qué Áurea para encarnar la figura de mujer pionera? Ella lo explica en una frase sencilla: «Eu nunca lle fixen mal a ninguén, será por iso». Quizás sea eso. O quizás que lleva toda una vida de trabajo y sacrificio, que fue madre soltera y está orgullosa de haberlo sido y que participa en todas las actividades que hacen las Mulleres Rurais.

Áurea, que primero enseña su huerta y el sacho -conste en acta que ella le llama lighón-, se sienta luego en el corral a charlar. Le gusta la cercanía. Agarra la mano de la entrevistadora, la acaricia, y echa la vista atrás. Nació y se crio en el mismo sitio donde vive, en la aldea de Romai. No recuerda en qué momento empezó a trabajar en las leiras. «Supoño que dende sempre, miña filla», dice. Cuidaba también vacas y demás animales. Pero le preocupaba que pasase el tiempo «e non pagase para a vellez». Así que un día se fue a trabajar a una procesadora de bacalao a Vilagarcía. Uno le pregunta si era dura la tarea. Y casi se enfada: «¿Duro? O que quere traballar nada lle é duro». Pero sus padres se hicieron mayores y le tocó volver a ocuparse de la casa pronto. A los veinte años, se quedó embarazada de su novio. No se casaron. Lo recuerda sin drama: «Fixen ben. Meus pais axudáronme moito, tiven sorte. Cando eu estaba en estado ía para a cama sen cear, co desgusto. E meus pais víñanme buscar para que ceara. Sempre me apoiaron», cuenta.

Crio a su hijo, ayudó a criar a sus sobrinas, a sus nietos y incluso ayuda mima y cuida a sus bisnietos. «Mira, son unha bisavoa á que che lle queren ben, porque lles teño lambonadas sempre. Ao maior non, ese xa ten quince anos e doulle cartos», cuenta. Aunque sigue al pie del cañón en la huerta o donde haga falta -«ás veces fago a comida para oito», dice, mientras una de sus nietas se ríe de lo exagerada que es y le replica que nunca son tantos a comer en casa-, Áurea también es una socia más que activa de las Mulleres Rurais de Portas. Con ellas y con el Inserso descubrió que viajar le encantaba. Estuvo en buena parte de España. «A Palma de Mallorca fun tres veces, nada menos», señala ella.

Desde calceta a hacer jabones

Ahora ya no se ve para viajar tan lejos. Pero si hay excursiones cercanas no se lo piensa. Tampoco dice que no a los cursos que se programan. Se apunta a todo. Últimamente fue a cursillos de hacer jabones, de cocina o de calceta. Le da pena que ya no den clases de gimnasia. Pero se alegra de haber podido ir alguna vez.

«Porque agora seiche facer os exercicios e todas as mañás me poño na cama a mover brazos e pernas»,

cuenta con entusiasmo.

El día lo pasa fuera, entre la huerta o los cursos. Por la noche, si hay partido, no se lo pierde. Le encanta el fútbol, sobre todo si juegan el Celta o el Deportivo. Lee La Voz de Galicia a diario sin gafas y, aunque dice que de la actualidad no sabe mucho, es sacar cualquier tema y que ella tome la palabra. «¿Viches o de Pedro Sánchez? Que desfeita, miña filla. Agora que a Susana a min non me gustaba», comenta. Luego, piensa en el homenaje que le van a hacer, uno le pregunta si ya tiene el traje preparado, y remacha: «¿Eu? E para que me hei disfrazar se todos me coñecen. Son como son, e listo».