«Tenemos a su hijo. No avise a la policía»

EXTRA VOZ

Los delincuentes llaman a su víctima por teléfono haciéndole creer que han secuestrado a un familiar. Amenazan y presionan para que la víctima les pague un rescate mediante una transferencia. Todo es mentira. no hay secuestro, es una estafa

01 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La llamada se realiza desde un número privado. «Tenemos a su hijo en nuestro poder. Siga nuestras instrucciones y no le pasará nada. Sabemos todo sobre su familia. No avise a la policía». El interlocutor habla rápido. Es tajante. Y su tono, amenazante. Indica los pasos a seguir y la cuenta bancaria a la que ha de transferirse el dinero del rescate. Él tiene que hacerse lo antes posible, sin tiempo a pensar, a reflexionar, a preguntar... Al otro lado del teléfono se oye la voz lejana de un niño llorando. ¿Es un secuestro? No, es una estafa.

Todo es falso, menos el dinero que pierde la víctima al pagar el rescate. También son ciertos los datos que ofrece el falso secuestrador sobre su rehén y que dan credibilidad a su mentira. Este tipo de estafadores no dejan nada al azar. Eligen bien a sus víctimas antes de dar el golpe y lo saben todo sobre el secuestrado. Si es alto o bajo, moreno o rubio, cómo se llama, cuántos años tiene, dónde trabaja, quiénes son sus amigos, sus preferencias, sus aficiones. Lo obtiene todo en Internet, en las redes sociales, en Facebook. Los secuestradores beben donde miles de personas desnudan sus sentimientos y donde cuelgan las fotos de la familia, del veraneo, de las celebraciones, de los niños... 

Esta estafa está cada vez más extendida, y en España ya se han detectado casos como el relatado en esta información, en el que la familia de la supuesta víctima hace lo que sea para resolver la situación y liberar al secuestrado. Una vez obtenida la información sobre el objetivo, «los delincuentes presionan por teléfono a las víctimas con amenazas y datos obtenidos en las redes sociales para que paguen el rescate del supuesto secuestro antes de colgar el teléfono», advierte un investigador policial. 

Los estafadores tratan de ejecutar su acción en el mínimo tiempo posible, pero el suficiente para atemorizar a la víctima que escucha al otro lado del teléfono, convencerla de que está ante un secuestro real y conseguir que ordene el pago mediante una transferencia bancaria desde el ordenador o lo haga llegar a través de empresas de envío de dinero. En algunos casos los falsos raptores llegan a poner al teléfono a su supuesto rehén. Pero en realidad es una grabación o la voz de un colaborador que grita y se lamenta de forma entrecortada para dificultar su identificación.  

Los estafadores no piden grandes cantidades por el rescate porque no quieren complicaciones. Buscan cifras que la víctima pueda gestionar fácilmente con el banco a través de Internet. En los casos que han sido denunciados ante la policía, los falsos secuestradores exigieron en algunas ocasiones 350 euros por la liberación de un familiar. La cantidad máxima que llegaron a pedir fueron 5.000 euros. Especialistas en secuestros de la Policía Nacional investigan a estas bandas de estafadores y ya se han puesto en contacto con Interpol para localizar el origen de las llamadas, porque, afirma uno de los investigadores, «en este tipo de delitos no hay fronteras».

Cazados viendo porno

La estafa a través del secuestro virtual es una de las últimas conocidas y de las más graves por lo que supone de amenaza y temor para la persona que recibe la llamada. Pero el mundo de la estafa es muy amplio y variado. Hace unos meses las comisarías se llenaron de ciudadanos que denunciaban haber sido víctimas de un engaño cuando menos singular. Habían recibido un mensaje inquietante mientras navegaban por Internet en el que la policía les anunciaba que habían sido cazados viendo páginas pornográficas. El aviso llega con toda la uniformidad policial posible para ofrecer garantía de fiabilidad y solo hay una solución para que el asunto no pase de ahí: pagar una multa de 50 euros. Y cuanto antes. Lo mejor, una transferencia inmediata a una cuenta de la falsa policía. Adiós a los 50 euros. La estafa se ha consumado. 

Webs de seis días

Los expertos advierten de que hay que tener en Internet las mismas cautelas que en la vida física. «No hagas de manera virtual lo que nunca harías  físicamente», dice un investigador policial. Sobre todo no hacer caso de ofertas increíbles y de rebajas que solo pueden ser imposibles. «Hay que tener sentido común, no existe el iPhone 6 a 200 euros», advierte el agente, mientras recuerda que hay organizaciones que crean páginas web solo para el momento de la estafa. «La abren cuando llegan fechas señaladas, como las Navidades, en las que hay más necesidad de comprar», explica el experto. La página permanece abierta cinco o seis días, suficientes para vender miles de productos que nunca llegarán al comprador. Es el tiempo que las víctimas tardan en percatarse de que todo era una estafa y empiezan a comentarlo en foros de Internet o lo denuncian ante las fuerzas de seguridad. Entonces se cierra esa web y los timadores desaparecen con miles de euros en sus cuentas y, aparentemente, sin dejar rastro.

De hecho, los investigadores no lo tienen fácil para dar con este tipo de delincuentes. En Internet no hay fronteras y se puede cometer una estafa en Pontevedra estando en Nueva York. Las organizaciones criminales nunca operan en su propio entorno, por eso las investigaciones se complican, y por eso es esencial la colaboración entre las policías de todos los países. «Pero siempre se deja un rastro y entonces empezamos nosotros a investigar», asegura un experto policial, que explica además que están en continua formación porque este tipo de delitos siempre se renueva casi al mismo ritmo que avanza la tecnología: «Estamos aprendiendo continuamente. Somos policías que investigamos en la Red y necesitamos reciclarnos constantemente porque las formas de delincuencia también van cambiando». Solo de esa forma se puede llegar a combatir la delincuencia en Internet. Pero al mismo tiempo que es posible la desarticulación de una banda de ciberdelincuentes, también es cierto que casi nunca se recupera el dinero perdido en las estafas.

 Ojo a las llamadas

Las redes sociales han creado un nuevo tipo de delincuencia, pero los viejos trucos siguen funcionando. Y ahí los expertos recuerdan que nadie da duros a cuatro pesetas y que es necesario mantener un mínimo de desconfianza ante determinadas acciones que pueden sonar extrañas. Un ejemplo claro es el de las llamadas de teléfono que se realizan desde números de tarificación especial. Con ese sistema el interlocutor entretiene a la víctima con una larga conversación o con preguntas sobre temas de actualidad. El único objetivo es pasar el mayor tiempo posible para incrementar la factura. «Te preguntan varias veces por las mismas cosas, y tú esperas al teléfono hasta que recibes una respuesta, casi siempre con una grabación. Y cuando te das cuenta has perdido 100 euros sin moverte de casa y en unos pocos minutos», apunta un policía.