Snapchat, los vídeos al poder

EXTRAVOZ RED

Es la red social preferida por muchos jóvenes y adolescentes. Lo usan cien millones de personas al día, es perfecta para los móviles y tiene un gran potencial de crecimiento ante la llegada de la era de los vídeos en la Red. Su principal seña de identidad, los archivos que se envían desaparecen una vez vistos

22 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Google siempre da pistas sobre lo que le preocupa a la gente. Cuando alguien teclea en este servicio la palabra Snapchat, el popular buscador completa la pesquisa de forma elocuente con una pregunta: «¿Qué es?».

Hace apenas dos años casi nadie sabía nada a este lado del Atlántico sobre esta emergente red social. Solo circulaban ecos en medios especializados sobre dos aspectos del servicio que prestaba la compañía del fantasmita. Uno, tenía un gran éxito entre los adolescentes de Estados Unidos, que pasaban de Facebook o Twitter. Y dos, tenía una característica especial, los archivos multimedia que se intercambiaban a través de ella tenían fecha de caducidad: se autodestruían.

A comienzos del 2014 Snapchat empezó a acaparar titulares. Mark Zuckerberg, máximo ejecutivo de la poderosa red social Facebook, ofreció 3.000 millones de dólares por la aplicación. Y se llevó un portazo. La oferta fue rechazada. ¿Quien había sido el autor del desaire? Pues un veinteañero llamado Evan Spiegel autor de frases como esta: «Snapchat cambió la percepción de que borrar algo es malo». Entonces los analistas se hicieron una pregunta: ¿Era un genio o era un loco? El tiempo y la historia juzgarán. Pero el californiano hoy en día es multimillonario y sigue al frente de una compañía que arrasa entre los estratos más jóvenes de la población en España (y por supuesto en otros países de Europa occidental) y que tiene unas expectativas de crecimiento descomunales. ¿Por qué?

Snapchat es un fenómeno social. Y una excelente manera de «pasar el tiempo». Es la aplicación favorita de los llamados millennials, la generación nacida en torno al cambio de siglo. Niños y adolescentes la valoran -y por lo tanto la usan- porque es «espontánea», les permite saber lo que «están haciendo» sus amigos, «subir fotos muy divertidas» y, en resumen, es una excelente manera de «pasar el tiempo». Este diagnóstico lo hace Noa, una chica de doce años que no duda: prefiere Snapchat a Instagram, otro servicio que sí acabó en manos de Facebook.

Las palabras de Noa hay que tomarlas muy en serio. Las respaldan las cifras apabullantes que esgrime la compañía: el 60 % de los usuarios de smartphone de Estados Unidos que tienen entre 13 y 34 años son «snapchatters»; la red social cuenta con más de cien millones de usuarios activos; estos comparten cada día cientos de millones de archivos multimedia y realizan más de 10.000 millones de visionados de vídeos. Cuando todos los pronósticos alertan sobre una nueva era en la Red dominada por el vídeo, este último dato es demoledor y permite a Snapchat presentarse a los anunciantes como «la mejor manera de llegar al público más joven». Y eso vale muchísimo dinero.