Felipe VI: «Galicia, gracias de corazón»

M. Cheda SANTIAGO DE COMPOSTELA

SANTIAGO

Atlas TV

El rey ensalza en su ofrenda al Apóstol la «extraordinaria muestra de solidaridad y nobleza» de los gallegos en Angrois, apela a la España «unida y diversa», pone el Camino como ejemplo de concordia e insta a acabar con el paro y las desigualdades

25 jul 2014 . Actualizado a las 20:14 h.

«Quiero que mis primeras palabras sean para recordar, con un sentimiento profundo de dolor, a las víctimas del accidente de Angrois, que el año pasado llenó de luto a tantas familias, conmovió a toda España y ensombreció esta fiesta». Así ha comenzado el rey su ofrenda al apóstol Santiago esta mañana en la catedral de Compostela, dando «testimonio de homenaje y respeto» a los fallecidos en la tragedia ferroviaria, a sus allegados y a «todos los afectados». Además, ha ensalzado la «extraordinaria muestra de solidaridad, civismo y nobleza» que aquel día, el 24 de julio del 2013, los gallegos dieron al mundo. «Nos llenó de orgullo a todos los españoles. Galicia, gracias de corazón», ha concluido.

En su primera invocación al Apóstol como monarca, Felipe de Borbón ha apelado de nuevo, como en su proclamación hace cinco semanas, a la España «constitucional, unida y diversa» donde «caben todos los sentimientos y sensibilidades». Ejemplo de esa concordia para él, ha aducido, es el Camino de Santiago, del cual fue nombrado recientemente por la Xunta embajador de honor, «algo que llevo con muchísimo orgullo», ha apostillado. «Es símbolo -ha aseverado sobre la ruta jacobea- de fraternidad entre pueblos y personas del mundo entero, [...] es respeto, comprensión, solidaridad, diálogo entre culturas y lenguas».

En el plano social, Felipe VI ha situado la lucha contra el desempleo y «seguir avanzando en la senda del bienestar» al frente de las prioridades del Estado. De hecho, ha reconocido: «La crisis ha golpeado severamente a muchísimos españoles, que han sufrido o están viviendo situaciones difíciles a causa del paro, de la falta de oportunidades laborales para los jóvenes y para muchos hombres y mujeres que ha no lo son». Igualmente, ha instado a realizar «todos los esfuerzos posibles» para ayudar «a los más vulnerables», acabar con las desigualdades y «lograr la mayor cohesión social».

Para el cierre de su discurso, el rey ha escogido el gallego como idioma. Ahí ha expresado, en su nombre y en el de su esposa, su «plena confianza» en los españoles, «na súa capacidade de adaptarse aos retos desta hora». «O futuro -ha abundado- pertenece sempre aos audaces, a aqueles que, sabendo recoñecer as dificultades, considéranas non como un impedimento, senón como unha oportunidade».

Al jefe de Estado ha respondido el arzobispo compostelano, Julián Barrio, en el marco de una ceremonia concelebrada por 61 religiosos, entre ellos, el cardenal Antonio María Rouco Varela. «Poño sobre o altar a vosa ofrenda [...] para que manteñamos unha convivencia solidaria, non esquecendo as nosas raíces», le ha replicado el purpurado, quien también ha elevado oraciones por las «persoas e familias que sofren as consecuencias da crise moral e económica que estamos a padecer», así como para que «todos os nosos gobernantes teñan [...] constancia na busca do ben común e da renovación ética».

A su llegada a la capital, en pleno Obradoiro, el rey, de chaqué, y Letizia Ortiz, repitiendo el Felipe Varela vestido hace tres años en la boda del príncipe Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton, habían sido recibidos, entre otros, por el jefe del Ejecutivo autónomo, Alberto Núñez Feijoo. En un plaza blindada policialmente y acotada en extremo para el público, medio millar de personas han dedicado a la reina y a su marido varias ovaciones, así como vítores.