La basura de varios locales casi llega al primer piso de una vecina de Cervantes

maría segade / j.c. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

ESTRELA ALONSO

Las terrazas de los bares desplazan tres contenedores a la fachada de una vivienda en Pescadería Vella

26 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Hortensia Veiga pasaba unos tranquilos días de verano con su hijo y sus nietos en Sanxenxo cuando la advertencia de una vecina le quitó el sueño. «Tienes que tener cuenta porque están dejando los desperdicios en tu casa», le informaron. La mujer volvió a Compostela y no vio la basura esperada. Hasta las 20 horas de la tarde, cuando el camión de Urbaser plantó tres contenedores en la fachada de su casa que se abarrotaron al segundo con los residuos de los no pocos bares que rodean la zona. La casa de Hortensia da a dos calles, la praza Pescadería Vella y el cantón de San Benito. Estos contenedores se sacaron este verano de la Pescadería Vella, donde llevaban más de 20 años, para no dañar la imagen de las terrazas, y se reubicaron en el callejón que une sus dos entradas a la vivienda, tapando a la vez el escaparate del local de antigüedades donde trabaja su hijo.

«Mi casa, que antes fotografiaban los turistas por sus balcones, ahora está devaluada», se queja la propietaria. Cada día, Hortensia ve como los empleados de los locales de hostelería de la zona pasan con carretillas de basura entre las terrazas, cosa que tampoco causa buena imagen a los clientes que comen en ellas, hacia su hogar. «Llegan con 14 bolsas industriales de 25 kilos, con botellas, cajas, líquidos... No es como un particular. No respetan los horarios de sacarla a las 21.30 horas, y los empleados son unos mandados», explica la afectada. Asegura que al no vaciarse el fin de semana, la basura le llega al primer piso de su casa, y los indigentes orinan allí.

Denuncia

Aunque Hortensia no quiere pelea con los establecimientos, está indignada con la «aportación» de la nueva concejala, Teresa Gutiérrez, a la que responsabiliza del cambio. Espera que se tomen medidas y ha tramitado una denuncia. También pidió a los turistas que sacaran fotos para mostrar en su país. Le reclama a Raxoi 15.000 euros, lo que cuesta pintar su fachada, y movilizará a la oposición y al vecindario hasta que gane su lucha «contra la inmundicia».