Viaqua realizó una planta de depuración para los hospitales basada en una patente de la USC

santiago / la voz

SANTIAGO

18 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) ha sido dotado de una nueva planta de depuración para la eliminación avanzada de microcontaminantes, basada en una patente desarrollada por los catedráticos Francisco Omil y Juan M. Lema, del Grupo de Ingeniería Ambiental y Bioprocesos de la USC. La construcción e instalación de los equipos la acometió la empresa Viaqua, en colaboración con el grupo universitario.

El interés de este proyecto radica en que las depuradoras actuales han sido diseñadas para la eliminación eficaz de materia orgánica y nutrientes, pero se desarrollan nuevas normativas que establecen límites de vertido para una serie de contaminantes emergentes, como fármacos, hormonas y otros, considerados como prioritarios por los posibles efectos adversos que se puedan derivar de su vertido.

Para alcanzar una mejora significativa en la eliminación de dichas sustancias se buscan nuevas estrategias de tratamiento. El sistema patentado por los investigadores compostelanos incluye modificaciones de las condiciones en las plantas existentes, o para incorporar en las de nueva construcción.

Omil y Lema investigan desde hace años sobre la eliminación de microcontaminantes existentes en las aguas residuales urbanas, sobre todo procedentes de productos farmacéuticos y cosméticos.

Algunos de esos microcontaminantes pueden acumularse en determinados organismos y llegar a ser tóxicos. En los centros hospitalarios, como en determinadas instalaciones industriales, puede darse una mayor concentración de esos compuestos. La investigación de los expertos de la USC parte de que con una adecuada gestión de las aguas residuales de esos complejos se podrían segregar aquellas corrientes con mayores concentraciones de dichas sustancias, para tratarlas mediante pequeñas plantas específicas, más económicas y efectivas.

La instalación realizada en el CHUS se financió con fondos del proyecto Demagua, de la UE, que promueve nuevas tecnologías para abordar esta contaminación.