Alto ha puesto el listón el alcalde Agustín Hernández sobre la mesa de la ministra Ana Pastor. Su propuesta de comunicar todas las áreas empresariales de la zona norte de Compostela y conectarlas con la autopista, la autovía de Lavacolla y la Nacional 550 es de una lógica aplastante y una necesidad real no ya para un futuro más o menos próximo, sino para ahora mismo, cuando van a arrancar las obras, tanto tiempo esperadas, de ampliación de la AP-9. Al lanzar la iniciativa ante una numerosa representación empresarial en el Club Financiero, Hernández asumió un reto político que no puede quedarse en un artificio electoralista dibujando sobre un plano cuatro líneas rojas a sabiendas de que obtendría con facilidad el respaldo empresarial y ciudadano.
Posiblemente el acto de descubrimiento del mojón que simboliza el kilómetro cero de los trabajos de ampliación del tramo urbano de la autopista no era, por protocolario, el momento más apropiado para proclamar nuevos compromisos ante los compostelanos, pero lo cierto es que la comedida Ana Pastor, al no dar un paso adelante, ha enfriado, al menos de momento, las expectativas para la mejora de los proyectos en marcha en torno a la AP-9, el asumido por Audasa que ahora arranca y muy pronto el de Fomento. El compromiso de la ministra para llevar adelante el enlace con el Gaiás y Sar-Fontiñas lo es a medias, toda vez que ya tiene tres millones en el presupuesto de Fomento de este año. Lo que la sociedad compostelana quería y todavía espera oír pronto es que el enlace orbital de la autopista y la autovía de Lavacolla se completará en los dos sentidos de circulación dentro del plazo de casi dos años que tiene el proyecto de Audasa, no solo la conexión de la Cidade da Cultura. Es de sentido común que así se haga, y también lo es esa nueva circunvalación propuesta por Hernández para abrazar los polígonos del Tambre, Costa Vella y A Sionlla conectándolos con la N-550, la A-54, la AP-9 y la N-634, y prolongándola hasta el barrio de San Lázaro a través de San Marcos y el Monte do Gozo para trazar en la práctica un nuevo pasillo entre el casco urbano y la autopista.
El alcalde tendrá que emplearse a fondo ante Fomento aunque Pastor quiera responderle que ya ha cumplido con Santiago. Liderar la capital es abanderar proyectos necesarios, ambiciosos, y para convertirlos en realidad no va a faltar un amplio consenso social.
Tampoco es un objetivo menor rescatar de la ruina el viejo proyecto del parque de bomberos comarcal. La nueva intentona impulsada por el gobierno compostelano sentará a todas las partes implicadas en torno a una mesa para reconducir un proceso abierto hace casi tres lustros y que acabó dejando en Salgueiriños, hace más de ocho años, un despropósito monumental: la estructura oxidada del fracasado parque. La eficiencia de este servicio de alto riesgo y la optimización de recursos requiere una dimensión supramunicipal con un parque convenientemente dotado para cubrir con toda seguridad una amplia zona metropolitana.