«A partir de los 40 años, el mercado laboral se cierra por la falta de ayudas»

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Álvaro Ballesteros

Tres participantes en las jornadas de empleo de Cruz Roja cuentan su experiencia

20 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Un centenar de los 350 desempleados que forman parte de los programas de empleo de Cruz Roja Santiago participaron ayer en las jornadas organizadas por la entidad, que puso en contacto a esas personas con veinte empresas de trabajo temporal (ETT). La técnica de empleo Olalla Maquieira explicó que los desempleados tienen la oportunidad «no solo de entregar sus currículos, sino también de dar a conocer su perfil en una breve entrevista personal». Las ETT las incluirán en sus bancos de datos para responder a las demandas de personal de las empresas. Los 100 aspirantes correspondían a una multitud de perfiles laborales: mujeres y hombres, con y sin formación y experiencia, y de todo el abanico de edades.

María Cotrina tiene 26 años. Tras una larga temporada en Barcelona, se trasladó hace tres años a Santiago. Aunque inició estudios de Administración de Empresas, actualmente está convalidando su Bachillerato para continuar sus formación. Para renovar su tarjeta de residencia, trabajó de camarera de sala y en una empresa de comida rápida. «Pero mi meta es el textil. Lo tengo claro. Creo que es importante marcar una meta y pelear por ella. La mía es trabajar en el textil, porque me gusta la moda», relata. En cuanto a los contratos que se ofertan, María considera que «para los estudiantes están bien. Son temporales y de pocas horas. Pero para el resto tienen que ser más estables», objeta.

Pilar Agudo, licenciada en Empresariales, se quedó en el paro tras 10 años en una empresa del sector de electrodomésticos que la crisis se llevó por delante. Pese a su amplia experiencia en atención al cliente, almacén y diversos aspectos de una empresa, «no ha sido fácil conseguir un trabajo. La edad lo complica todo, porque a partir de los 40 años ya no hay ayudas para la contratación, y prefieren más jóvenes», lamenta. Desde hace seis años encadena contratos temporales, y «aunque lo intenté en el textil, la edad te echa para atrás». Pese a que tiene experiencia sobrada en el sector del electrodoméstico, asegura, «no me encasillo, hice cursos de charcutería para ampliar formación. Solo quiero trabajar». Una situación similar vive Carmen Tato, también desempleada de larga duración y con más de 40 años, «no es fácil para nosotras, pero hay que ser constante. Hice un curso y prácticas en una gestoría. Solo pido una oportunidad para demostrar lo mucho que pudo dar», defiende. Tato se lamenta de que «muchas ofertas se cubren con el boca a boca, y ya no llegan a nosotros».