Orden de cierre

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

23 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los focos de interés en torno al doble rasero y supuesto trato de favor a locales de ocio de Santiago están puestos, paralelamente, sobre la mesa de diálogo entre los hosteleros de la noche y los grupos políticos municipales, y sobre la Fiscalía. Casi nada se podía esperar del pleno del Concello en el que el concejal Jorge Duarte se ratificó en las explicaciones ya sabidas y la oposición, en especial la más combativa del PP, mantuvo sus acusaciones y sus insatisfacciones con el argumentario del gobierno municipal. Al final, lo trascendente es que este asunto puede marcar dos puntos de inflexión de muy distinto cariz: por un lado, que la muy atípica (por decir algo suave) actitud de Duarte al interferir en el procedimiento administrativo e intentar imponer su criterio en la tramitación de los expedientes sancionadores sitúe a Compostela Aberta ante un primer encontronazo judicial con serias consecuencias políticas; por otro, que después de muchos años de desorden y mirar para otro lado en las noches de la movida, el diálogo abierto sirva para poner unas bases próximas al difícil equilibrio entre los intereses del ocio, del negocio y del intocable derecho al descanso. El argumento de que si se aplicara a rajatabla la normativa urbanística no quedaría un pub abierto en el casco histórico es una falacia de quien pretende una ley a su medida. Las reglas se pueden flexibilizar si hay consenso de todas las partes y firme voluntad de acatarlas. Lo que ni los hosteleros ni mucho menos los políticos pueden hacer es saltárselas, porque si las Administraciones funcionan las harán cumplir y entonces unos y otros recibirán la obligada orden de cierre.