Uso irregular y poco control de las infracciones en aparcamientos de residentes

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Los vecinos se quejan de la presencia de automóviles sin tarjeta sobre todo al mediodía y de noche

08 dic 2016 . Actualizado a las 00:07 h.

Las zonas reservadas para el aparcamiento de residentes en el casco urbano de Santiago comenzaron a aplicarse en diciembre del 2010, cuando se rotularon más de trescientas plazas en el barrio de Pontepedriña. Desde entonces se fueron incorporando otras áreas de la ciudad, fundamentalmente en barrios construidos en unas épocas en las que la normativa urbanística no contemplaba la obligación de dotar a los pisos de plazas de garaje. Actualmente hay más de 4.000 tarjetas de residentes, y ello después de realizarse una depuración de permisos para eliminar los de aquellos que perdieron el derecho por cambio de residencia o por otras circunstancias.

La filosofía de las zonas de residentes era, por un lado, resolver un problema a los vecinos de los barrios presionados por los automovilistas a la caza de plazas libres de pago; y, por otro, avanzar en la idea de recurrir lo menos posible al coche particular frente al transporte público. Estos objetivos sobre el papel, seis años después siguen siendo de utópico cumplimiento.

Tres colores

La normativa municipal establece que las zonas de residentes pintadas de verde son exclusivamente para los vecinos con la tarjeta de su zona. Las verdes y blancas pueden ser utilizadas libremente desde las ocho de la tarde hasta las ocho de la mañana, y por el día son para los coches con tarjeta. Finalmente, hay unas pocas calles pintadas de verde y azul, que son plazas de ORA por el día, y por la noche solo para residentes.

La normativa contempla una opción para aparcar libremente, aunque es poco conocida a juzgar por el número de pases localizados en las calles. Es la tarjeta «L», que da derecho a aparcar libremente en todos los espacios, pero hay que acreditar residir en Santiago y pagar 50 euros al año.

Las calles se pintaron y se rotularon, pero falló una campaña de concienciación para respetar los espacios, y también ha hecho aguas el control estricto sobre estas zonas. ¿Quién sin permiso dejará de aparcar en estos espacios si no se percibe que habrá consecuencias sancionadoras? ¿Quién iba a adquirir una tarjeta, previo pago de 50 euros, para poder aparcar libremente si es posible hacerlo sin consecuencias en la mayoría de las ocasiones?.

Un paseo por las zonas pintadas de verde permitirá comprobar un uso irregular de las plazas. Por la noche, en los estacionamientos de residentes es fácil localizar, en cada zona, varias docenas de vehículos infractores.

En los espacios próximos al casco histórico hay muchos más infractores que en Vite, Pontepedriña, Almáciga, Ultreia, Santa Marta o San Lourenzo. En San Pedro y algunas calles de Sar y Pelamios, el número de vehículos sin tarjeta es muy frecuente. A media mañana, cuando más espacios libres hay en las calles de residentes, los coches sin autorización también son numerosos especialmente en las calles próximas al Hospital Clínico, a los edificios administrativos de la Xunta de Galicia y, por supuesto, en las que están más cerca del Ensanche y casco histórico. Al mediodía, cuando los residentes regresan a sus casas, es frecuente no encontrar sitios libres, y en cambio hay muchos coches aparcados sin autorización.

Los detractores de estas zonas alegan que en determinadas horas del día hay muchas plazas libres, y que por ello debería levantarse el veto. Los residentes, en cambio, se quejan de la dificultad para aparcar antes de las ocho, al mediodía y por la noche. La realidad es que solo a media mañana hay espacios libres en las zonas menos presionadas, mientras que en las demás ya están ocupados por infractores.