Cambiar la ley

Cristóbal Ramírez

SANTIAGO

17 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A

utonomía municipal no quiere decir haga usted lo que le dé la gana mientras sea alcalde. Por supuesto. Los límites a esa autonomía quedan definidos en las leyes, pero algunos de esos límites no dejan de llamar la atención. Por ejemplo, que en Compostela se traiga a colación un eterno conflicto mundial y se diga que aquí no se puede reproducir el enfrentamiento no parece que vulnere texto legislativo alguno, pero sorprendentemente sí lo hace.

Con esa teoría no se podría condenar, por ejemplo, la ocupación marroquí manu militari del Sáhara español ni la constante violación de los derechos humanos en esa ex colonia pendiente aún (¡qué vergüenza mundial!) del referéndum de autodeterminación aprobado por la ONU. O no se podrían condenar las matanzas de serbios a manos de bosnios (en el río Drina, a comienzos del conflicto) ni de bosnios a manos de los serbios (Sarajevo). Ni pedir que se boicoteen ?y seguimos con ejemplos- empresas serbias que respalden, o no condenen, el asesinato de 8.000 musulmanes en Srbrenica.

Conclusión: es nulo de pleno derecho el acuerdo del Ayuntamiento compostelano que declaraba Santiago «espazo libre de apartheid israelí». Cierto que había que darle una colleja al que redactó tal barbaridad, porque en Israel no se practica el apartheid, pero no firmar y pedir que no se firmen contratos con empresas que respalden la vulneración de los derechos humanos de la población palestina no parece que debiera vulnerar norma alguna.

Cámbiese la ley. Y mientras, las empresas implicadas en la vulneración de los derechos humanos deben ser boicoteadas aquí y en las antípodas.