«Si tras la segunda explosión no están aquí los bomberos, habría una tragedia»

Emma araújo SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

El segundo incendio pilló a los efectivos en plena faena, por lo que las llamas pudieron controlarse rápidamente

08 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La noche del pasado sábado parecía una de tantas en Os Tilos, la mayor y más antigua urbanización de Teo, ya que en ella están censadas casi 2.400 personas, que viven mayoritariamente en edificios de varias alturas con una sola plaza de garaje por piso, por lo que los coches de muchos de ellos quedan en la calle todas las noches. Pero, ya de madrugada, lo que para algunos vecinos era un ruido similar «al del camión de la basura» o «al de los petardos de algún gracioso», se convirtió en un incendio claramente intencionado que primero afectó a dos vehículos estacionados en la plaza cercana al centro comercial, que era ayer en un hervidero de conversaciones sobre lo sucedido.

«Poco después de escuchar lo que yo pensaba que era el camión de la basura», relata Sara Lourido, alguien llamó al timbre de su casa. «Mi pareja fue a abrir y yo me preocupé por la hora, pero enseguida vimos desde el salón la luz del fuego y pronto oímos el pitido de muchos coches alertando». Tras la llegada de los bomberos, y cuando el fuego en los coches de esa zona estaba prácticamente apagado, recuerda, «escuchamos otra explosión». Los bomberos acudieron a sofocar el segundo incendio y Sara y varios de sus vecinos optaron por utilizar los extintores de los garajes para rematar el fuego de uno de los coches, que no estaba del todo apagado. «Si tras la segunda explosión los bomberos no están aquí, habría una tragedia, porque nos comentaron que el fuego habría llegado a alguna de las casas», revela.

Los jóvenes que ayer recordaban con Lourido la intensa madrugada del domingo reconocen que una de las preocupaciones de los vecinos «é saber que tipo de persoas poden chegar a facer estas cousas», a la vez que todos confían en que los autores no residan en Os Tilos.