La suciedad y el abandono de algunos espacios marchitan el entorno del Auditorio

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Marga Mosteiro

El deteriorado aspecto del párking y la basura que se acumula en una parte del estanque afean una zona de cuidada vegetación

14 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La zona verde que rodea el Auditorio de Galicia presenta un buen aspecto general. Tanto los árboles como arbustos y césped están cuidados, y salvo algunas ramas caídas del último temporal, no hay ejemplares dañados. Durante la realización del chequeo pudimos comprobar que la empresa de mantenimiento de jardines ya empezó con las podas previas a la primavera. Quizás siendo muy puntilloso podría mejorarse el mantenimiento de alguno de los caminos empedrados donde la humedad y el agua de lluvia del pasado fin de semana dejó algo de barro.

Pero si lo verde merece un notable alto, el parque infantil situado en la zona no recibe más de un aprobado, y eso gracias a que los elementos de juego no están rotos. Eso sí, los suelos suspenden. La arena que, salvo despiste, ha desaparecido de los parques de Santiago, en el de Pelamios sigue ahí, y el suelo de corcho está sucio y empodrecido.

Aun así, lo peor del entorno del Auditorio, sin ninguna duda, es el deplorable aspecto de la zona de aparcamiento. Si el suelo del espacio al aire libre deja mucho que desear, el párking subterráneo es vergonzoso. La rampa de acceso, franqueada por dos barras que impiden el paso a los vehículos no autorizados, no evita sin embargo que quede a la vista su aspecto de abandono, la suciedad y el deterioro de un aparcamiento que prácticamente está sin uso. Tras superar las barreras, el recinto dispone de unas luces con sensores que se encienden al acceder caminando o en coche. El aspecto es tétrico. No olvidemos que al Auditorio de Galicia acuden no solo compostelanos que buscan refugio en la explanada para dejar sus vehículos sin coste, sino también muchos visitantes que asisten a los conciertos de la Filharmonía. La imagen no puede ser peor.

El estanque también merece un punto y aparte. Gran parte del problema viene de la mano de quienes acuden a pasar muy buenos ratos dando pan a los patos, y dejan un reguero de porquería alrededor del estanque. Este entretenimiento no es recomendable, ya que los animales disponen de unos recipientes con comida controlada. Aunque la mañana de este chequeo, alguno de ellos estaban vacíos. La suciedad acumulada en el estanque se concentra en uno de los rincones junto al edificio del Auditorio y en una pequeña cascada del río Corgo, que cruza el parque.

Por lo que se refiere al propio Auditorio, las obras de acondicionamiento que se están realizando obligan a dar un voto de confianza, y esperar que el verdín de su fachada desaparezca definitivamente.