Sexo vandálico en Rosalía de Castro

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Una pareja destroza la puerta de cristal de un edificio de viviendas para mantener relaciones íntimas en la entrada

25 mar 2017 . Actualizado a las 12:26 h.

Hay amores que matan y otros que hasta causan destrozos. De estos últimos han sido testigos los vecinos del número 12 de la avenida de Rosalía de Castro de Santiago, que han presentado una denuncia ante la comisaría de la Policía Nacional por los desperfectos causados en su inmueble por una pareja que protagonizó una sesión de lo que podría denominarse como sexo vandálico.

Esta historia de calores irrefrenables comienza sobre la una de la madrugada del jueves al viernes. Un fuerte ruido asustó a los vecinos que viven en el segundo piso del inmueble, pero por miedo a toparse con unos ladrones prefirieron no levantarse e ir a ver qué estaba pasando. Tampoco oyeron nada más que les hiciera sospechar, por lo que la noche continuó sin más sobresaltos hasta que la luz del día mostró el porqué de aquel ajetreo.

Cuando Víctor Cambeiro fue al edificio se topó con el cristal de la puerta del edificio roto. Era evidente que alguien había entrado en el inmueble aquella madrugada y todo hacía sospechar que se trataba de unos ladrones. «En el portal vimos que habían movido las cosas de sitio y que las macetas estaban también descolocadas», explica este joven cuya familia tiene un piso en este bloque de viviendas, situado muy cerca del céntrico paseo de la Ferradura.

Inmediatamente, Cambeiro dio parte de lo sucedido a su madre para que acudiera al inmueble a limpiar los desperfectos. Aún seguían sin aparecer signos de que los presuntos ladrones se hubiesen llevado nada o hubiesen intentado entrar en alguna de las viviendas, pero el misterio no tardó en resolverse. Cuando la madre de Víctor apartó una maceta para poder limpiar el suelo halló la única prueba que daba explicación a los extraños acontecimientos que habían sufrido en este edificio de la avenida de Rosalía de Castro. Para su sorpresa, ante sus ojos aparecieron dos preservativos usados. No habían sufrido un robo, sino la visita de dos amantes sin casa ni coche que no pudieron esperar para desahogarse y que tampoco dudaron en romper el cristal para poder entrar. A los vecinos, el sexo vandálico de la ardiente pareja les ha costado un buen susto y 96,5 euros, ya que han tenido que arreglar la puerta.