«Hoxe condúcese mellor que antes»

xosé manuel cambeiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

Asegura que la imagen policial se modernizó y no hay denuncias por maltrato

24 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Sarela de Abaixo, en donde nació José Ramón, es un magnífico paraje que, salvo alguna construcción aislada, apenas cambió desde la niñez del policía. Accesos, alcantarillado y otros servicios básicos llegaron hace muy poco. Los descampados del contorno se fueron poblando de casas y «Santiago medrou moito, pero Sarela de Abaixo, non».

Bautizado en su parroquia, San Fructuoso, la iglesia del pazo de San Lourenzo le quedaba más cerca a la familia Ruanova para la liturgia dominical. Allí coincidió varias veces con la reina belga Fabiola. «Sempre baixaba a saudar aos veciños. Era moi campechana e accesible», dice José Ramón.

Tras acudir al colegio A Milagrosa y estrenar vida laboral en Finsa, adquirió la titulación de profesor de Autoescuela, que ejerció durante cinco años: «Foi unha experiencia moi boa». Era una época de pocos carnés y muchos mayores aspirando a poseerlo. Hoy es raro que un chaval de mas de veinte años no saque el permiso. Recuerda el caso de una maestra jubilada que, inducida por sus hijas, se examinó 17 veces y se gastó más que el precio de su R-5. Sabía conducir, pero se atrancaba en los exámenes. Ruanova dio con la tecla.

«Hoxendía condúcese mellor que antes», dice José Ramón, aunque la impaciencia es mayor dado el excesivo número de vehículos y la falta de espacio. También creció el individualismo de los conductores: «No coche esquecémonos dous outros».

Con la crisis del sector, José Ramón opositó a policía local en 1984 y, con los conocimientos de tráfico que tenía, ganó la plaza de calle. Fue el número 1 de la promoción, sería luego el número 1 de cabo y el de inspector: «Non me fixen policía por vocación, pero gustoume a profesión».

Recuerda que cuando entró había menos de 85 policías y un 45 % a punto de jubilarse. Con la promoción anterior, en la época de Ariza, empezó a profesionalizarse el cuerpo, en el que se entraba sin la menor cualificación. Medio año de preparación específica y variada y la creación de secciones dieron un empaque y un ropaje nuevo a la guardia local. «Foi un cambio moi grande», dice José Ramón. La preparación era continua para adaptarse a las nuevas leyes y ordenanzas y para adquirir la preparación idónea en todos los aspectos. Y antes de nada, en el uso de las armas.

A los guardias les daban una pistola sin un manejo previo y José Ramón recuerda que a un agente se les escapó una vez un disparo que se incrustó en la mesa en la que estaban. Hoy las prácticas de tiro son constantes.

¿Mejoró la imagen? Ruanova apunta que tratar con personas bajo los efectos del alcohol, de las drogas u otras causas es a menudo misión imposible. Salvando esos trances, reconoce que el trato del agente con el ciudadano es hoy «supereducado e moi bo». Cambiaron las cosas: «Antiguamente se resolvían moitas cousas, non so no noso corpo senón en todos os corpos policiais, cun par de bofetadas. Os uniformes conferían moito respecto. Hoxe o trato é máis igualitario». Recalca que hay años que no se recibe una denuncia por malos tratos cuando antes era algo habitual con razón o sin ella.

Ruanova estuvo al mando de un servicio clave policial: la sala de pantallas, en donde decenas de monitores controlan el tráfico de la ciudad. «Foi a primeira de Galicia», recalca. El hecho de que apenas se noten los problemas de tráfico de antes, y de que haya coordinación, seguridad y fluidez, tiene mucho que ver con esta sala, con su gente y con mandos como José Ramón.

Nombre. José Ramón Ruanova Iglesias, nacido en Sarela de Abaixo

Profesión. Inspector de la policía municipal

Rincón. La Costa do Cristo, junto a San Fructuoso, Raxoi y el Hostal, que de pequeño veía desde su casa