Galicia quiere recibir en el 2020 a seis millones de turistas «tranquilos»

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

La Xunta emplea 240 millones en desarrollar una estrategia que respalda el sector

06 may 2017 . Actualizado a las 00:49 h.

Descanso a raudales, un amanecer en un paraje rural, una cata de vinos en una bodega, una visita a un monasterio, un paseo en barco hasta las islas atlánticas o una cena en un restaurante inequívocamente gallego, sea cual sea su nivel gastronómico. Es el turismo que viene, o al menos el que va tratar de atraer la Xunta con un plan estratégico que tiene bitácora y presupuesto: algo más de 240 millones de euros para promocionar hasta el año 2020 Galicia como un destino «tranquilo», con la calidad por bandera y diferenciado de otros modelos estacionales y conocidos.

La apuesta del Gobierno autonómico tiene complicado medir el sosiego individual de esos visitantes, pero el reto viene acompañado de cifras genéricas para medir su éxito. El objetivo será alcanzar los seis millones de visitantes (un 21 % más que en el último año), y que un tercio de ellos, unos dos millones, sean extranjeros. Todos «tranquilos» y en busca de experiencias «diferentes», como se encargó de reforzar con insistencia el presidente de la Xunta: «O que veña a Galicia a tostarse equivócase», resumió Alberto Núñez Feijoo, que junto a la directora xeral de Turismo, Nava Castro, aportó la visión administrativa del proyecto en el Gaiás ante decenas de representantes de diferentes Administraciones y agentes del sector, que también tuvieron intervenciones en la puesta de largo para escenificar que lo público y lo privado caminan de la mano en este asunto estratégico para la comunidad.

Más de 100.000 empleos y una influencia en el PIB del 11 % dan para «alegrías» en el presente y en el futuro, auguró el jefe del Ejecutivo, que combinó el triunfalismo propio del que sabe que tiene «os mellores recursos» con varios mensajes que se movieron entre la motivación y la reprimenda, porque a su juicio el motor turístico en Galicia todavía va a medio gas. «Estamos aquí para dicir que non é suficiente, porque hai moita xente que aínda non nos coñece e temos moito terreo para gañar en excelencia». Y la comunidad necesita, matizó, gente que venga, pero que también «volva» o que al menos «fale ben de nós», para lo cual es necesario que la calidad del servicio esté a la altura «do país».

El AVE y los aviones

El plan estratégico tiene como horizonte el 2020, coincidiendo con el final de la legislatura autonómica y a las puertas de un jacobeo 2021 que será radicalmente distinto a los anteriores, por la puesta en marcha del AVE -supuestamente en el tercer trimestre del 2019-, cuestión que también le valió a Feijoo para recordar que Galicia está batiendo récords turísticos a pesar de los problemas de conectividad aérea con el exterior, un asunto en el que ha declarado su pesimismo por la descoordinación aeroportuaria.

El presidente aprovechó el foro para explicar por qué no existe una Consellería de Turismo, como reclamaba el sector y desaconsejaban las estrecheces de la Administración: «Optamos pola decisión intelixente, porque falamos dunha actividade transversal que afecta a todos os aspectos do goberno: a educación, a sanidade, as infraestruturas... e así teño que asumila». De ahí que la dirección general siga bajo la coordinación de Presidencia.

La clave del chef Pepe Solla para desestacionalizar: «Démoslles razóns para vir»

El sector turístico tuvo peso propio en la presentación de la estrategia de la Xunta a través de la voz de cinco referentes de distintos ámbitos que mantuvieron una tertulia en la que abundaron las palabras de autoestima, pero también hubo lugar para la crítica constructiva y las propuestas entusiastas. La necesidad de desestacionalizar el turismo generó el debate más vivo de todos cuantos se plantearon, al tratarse de uno de los retos más complicados por estar influidos por un país que recibe al 60 % de sus 75 millones de sus turistas entre junio y septiembre: «O somos diferentes o vendemos lo mismo que los demás, y ahí solo te queda jugar con el precio, con los malos resultados que ya conocemos», explicó el presidente del Clúster de Turismo, Francisco González. El chef Pepe Solla aliñó allí mismo una propuesta irrebatible para afrontar el problema: «Démoslles razóns para vir, en febreiro ou en outubro». Por qué no una Pantín Classic en otro mes que no sea septiembre, se preguntó el cocinero de Poio. Le escuchaba de cerca Marcos Rodríguez, el organizador del evento que triunfa en la playa de Valdoviño desde hace treinta años, que hizo referencia a sus viajes por el mundo que le llevaron a una reflexión: «Galicia está de moda y es única».

Beatriz Castro, de la patronal de O Grove, apostó por luchar contra la llamada temporada baja impulsando las fiestas de interés turístico o removiendo pequeños nichos de mercado como el golf o el termalismo. «O que xa é imposible é chegar a todo o mundo, así que temos que escoller moi ben a quen queremos chegar», explicó por su parte la agente de viajes singulares Mar Rodríguez al pulsar la importancia de las nuevas tecnologías en la promoción del destino.

Solla tomó de nuevo la palabra para dejar claro que hay camino para explotar la potencialidad de Galicia: «O reto é facernos grandes de verdade. Temos que conseguir que se coma mellor». La comida y el vino fueron dos argumentos potentes en boca de todos. Hacer de la gastronomía «una cultura» e introducir decididamente los alimentos gallegos en la restauración, cualquiera que sea su nivel, fueron algunas de las ideas que surgieron.