Carolina Rodríguez: «Hacer felices a las niñas es el mejor premio»

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

xoan a. soler

La gimnasta, diploma olímpico en Río, disfrutó con la cantera provincial en Sar

20 may 2017 . Actualizado a las 16:23 h.

Sar se convirtió por un día en un hervidero de gimnasia rítmica con la participación de unos quinientos deportistas en el Campeonato Provincial. Fue una jornada de actividad incesante con dos breves paréntesis para que las participantes y el público asistente pudiesen disfrutar de sendas exhibiciones protagonizadas por uno de los grandes referentes de esta modalidad, Carolina Rodríguez. En su trayectoria figuran tres olimpiadas: Atenas, Londres y Río de Janeiro, donde acabó sexta y obtuvo diploma. Es una más de las muchas y grandes muescas que adornan su currículo. Pero no se pierde en el brillo. Transmite pasión y simpatía por su deporte y por poder compartir su experiencia con quienes están empezando.

El día previo al campeonato tuvo la oportunidad de asistir a un entrenamiento de Viravolta, y lo disfrutó: «Me veo reflejada en muchas de estas niñas, porque también he sido niña, con la misma edad, y he tenido sus mismas ilusiones. El mejor premio, el mejor regalo es, sin duda, poder hacer felices a unas niñas con tan poco, simplemente con aparecer. Que te reconozcan, sin moño ni nada, y pregunten: ¿Será ella? Vinieron todas, se fundieron en un abrazo y ese es un momento muy dulce».

Sacrificio en la élite

Recuerda que son «veintitrés, casi veinticuatro años en este deporte». Y sigue divirtiéndose cada vez que sale a la pista, también en los entrenamientos. Desde esa perspectiva, y a sabiendas de que alcanzar la élite es muy difícil, les lanza el siguiente mensaje a quienes están empezando: «Este deporte es muy elitista. Llegamos muy pocos. Pero no hay que dejar de soñar nunca. Yo tenía muy claro con diez años que quería ser olímpica. Con diez años quedé por primera vez campeona de España. Para competir no solo cuentan las condiciones físicas. También es un trabajo mental muy importante, no venirte abajo, superarte día a día... Un deportista de base tiene que aprovechar todos los momentos que le surjan. Es un buen ambiente en el que estar. Hoy en día, mis mejores amigas son del mundo de la gimnasia. Más allá del resultado, lo que te aporte el deporte, con los valores que tiene, no se paga con nada. Creo que todos los niños deben disfrutar del deporte, sea el que sea. En este caso, la gimnasia. Lo repito muchas veces, ningún ingeniero va a tener a mil personas aplaudiendo tu trabajo, como casi puede haber aquí. Y eso la niña lo nota».

Carolina Rodríguez advierte de una condición inexcusable para superar peldaños en la gimnasia rítmica: «Te tiene que gustar. Al principio es como todo, te lo tomas como un juego, vas a entrenar un ratito, hablas con las amigas... En el momento en que empiezas a subir de nivel, te encuentras con un deporte que busca la perfección en un minuto y medio. Lleva muchas horas de trabajo. Lo ves por la televisión y dices: parece que lo hace fácil, porque como sonríe y todo... Pero detrás hay muchísimas horas de esfuerzo».

El sacrificio se desdobla en varios frentes, si bien apunta que lo de la dieta es más mito que realidad. Y puntualiza: «Es verdad que antes las gimnastas eran hueso y piel. Ahora, creo que la dieta no se diferencia mucho de la que pueda tener un maratoniano o cualquier deportista con sus peculiaridades. En nuestro caso, no podemos muscular a lo ancho. La alimentación es muy importante para el rendimiento. Si me pongo una mochila de ocho kilos y me pongo a saltar, seguramente al salto 125 tengo las rodillas rotas».

Reconoce renuncias al ocio, pero no tantas como podría parecer: «Quizás más cuando era pequeña y no podía ir a los cumpleaños, por ejemplo, porque tenía entrenamiento. Creo que renuncié más en mi infancia. En menor medida, pero me ha dado tiempo a hacer de todo, lo mismo que a cualquier chica de mi edad. He salido de fiesta, he tenido mis novios. He sido una privilegiada. Aparte de hacer lo que me gustaba, he tenido la oportunidad de competir en campeonatos del mundo, viajar y conocer gente maravillosa».

Cumplida la treintena, el de Carolina es un caso de longevidad poco habitual en la gimnasia rítmica. Sabe que está apurando etapas y no se plantea muchas metas a medio plazo. Sigue volcada con el deporte, compitiendo e impartiendo clases, también dedica tiempo a los estudios de Psicología y está haciendo un máster en gestión deportiva.