«Laksa es un gran tirador, con muchos registros diferentes»

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

El técnico subraya que en el grupo de trabajo de Moncho Fernández no hay margen para la monotonía

27 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Técnicamente ya ha empezado las vacaciones. Pero no hasta el punto de despegarse del día a día en términos absolutos, en un contexto que asume con naturalidad.

-¿Cuál es el perfil del único fichaje hasta la fecha, Laksa?

-Es de los jugadores que llevamos viendo desde hace tiempo. Se adapta perfectamente a nuestra forma de jugar. Es un gran tirador, con muchos registros diferentes. Puede anotar de diferentes formas. Es de una tipología como ya hemos tenido alguno.

-¿Con quién lo compararía?

-Escapo mucho de eso. Al final los años te van enseñando cosas y me dicen que, en el momento que comparas a uno con otro, tanto los aficionados como la prensa e incluso los entrenadores ven la cara del jugador con el que lo has comparado. Y eso es un sambenito. Preferimos no compararlo con ninguno. Reúne características de algunos que ya hemos tenido. Pero en el momento que lo compares, le pones una cara que no es la suya. Recuerdo perfectamente el caso de Ebi Ere. No sé quien lo comparó con Charlie Bell. Eso le hizo de todo menos ayudarle.

-A usted le toca centrarse en el trabajo con los jugadores del perímetro. Llegan más hechos que los pívots. ¿Cambia mucho el contexto?

-Es muy fácil de explicar. Cuando los niños empiezan a jugar, comienzan por los fundamentos básicos. En premini, mini, infantiles... Todos juegan de cara a la canasta. Todos botan, intentan pasar e intentan tirar. Hay un momento en la vida deportiva de un jugador en el que el baloncesto empieza a cobrar otra dimensión, de espaldas a canasta. Así como un alero de 26 años lleva 22 o 21 de cara a canasta, un pívot, lleva solo ocho o diez años de espaldas al aro. Los de perímetro tienen ventaja. Han jugado desde el principio así. En segundo lugar, hay un tema físico. Hay algo que Víctor hace muy bien, trabajar unas áreas del jugador que no son puramente técnicas pero influyen: coordinación, uso de las mano (ejercicios con globos, pelotitas etcétera), áreas que ayudan a desarrollar la técnica del jugador. No tiene las mismas capacidad física un 2,18 que uno de 1,90. Esas son las dos grande diferencias.

-¿Con los jugadores de perímetros es más difícil percibir la evolución?

-Mi trabajo es básicamente técnico-táctico, de técnica individual basada en la táctica, individual o de equipo. Ya saben botar, tirar y pasar. Trabajo, por ejemplo, la mejora del dribling ante una situación determinada de ataque. O, en lugar del pase en abstracto, que pase mejor en pick and roll o cómo pasarle a un pívot de espaldas. El trabajo de Víctor tiene un componente altísimo técnico y táctico, pero también de coordinación que necesitan hacer los interiores. A menudo, los pívots llegan a edad cadete y de repente los ponen a jugar en ese puesto, situaciones de uno contra uno, etcétera. Víctor es muy consciente de que hay pasos previos: saber ganar la posición, coger el balón de espaldas y dónde mirar... No tiene nada que ver el juego de un alero con el de un pívot. Llevan años de desventaja respecto.

-Otro clínic «Desmontando al entrenador ayudante» está listo. ¿Es ya un clásico?

-Mientras el público responda, podríamos decir que sí. Tenemos la fortuna de haber tejido en estos años en ACB una telaraña de relaciones a las que acudimos. Viene sin cobrar un duro. Pagamos el viaje y la estancia.

-¿Consigue desconectar del baloncesto en verano?

-Pues mire... A ver... No tengo esa necesidad con el baloncesto. Sí con lo que es la rutina de nuestro trabajo. El verano es un tiempo que utilizo mucho para aprender, para cosas que no puedo hacer durante la temporada, cuando tengo poco tiempo para ver vídeos, leer, escribir o desarrollar mis propias ideas como entrenador. También saco tiempo para la familia, el deporte y otras cosas, que ayudan a cargar pilas. Pero Moncho, Víctor y yo estamos en contacto todo el verano, porque el equipo hay que hacerlo. Necesito desconectar del estrés del día a día, del duro horario de trabajo. Pero del baloncesto en sí, no.

-Habla de rutinas y van ya por el séptimo curso juntos en el Obra. ¿Cómo las combate?

-Es muy fácil. Para alguna gente podría parecer monótono. Nosotros, como cuerpo técnico, hemos ido creciendo juntos. Hemos cambiado la forma de hacer el scouting, los horarios, la filosofía del juego.... Si estuviera al lado de un entrenador que todos los años juega igual, entrena igual, me pide el scouting igual... Seguramente estaría aburrido. Gracia a Dios, tenemos un jefe que, además de demandarnos el trabajo, nos ayuda a evolucionar y crecer, siempre planteando cosas nuevas. No existe la monotonía.