Aplauso eterno para Miguel Ángel Blanco en las Medallas de Galicia

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO

SANTIAGO

VTelevisión

La Xunta condecora con su máxima distinción al concejal asesinado por ETA y a Isabel Castelo, Cavaco Silva y Romay Beccaría

24 jul 2017 . Actualizado a las 19:30 h.

La unidad como receta para casi todos los problemas. Ese fue el mensaje que dejan las medallas de Galicia, que el presidente de la Xunta otorgó esta mañana a título póstumo al concejal asesinado por ETA, Miguel Ángel Blanco; a la presidenta del Grupo Ocaso, Isabel Castelo; al expresidente de Portugal, Anibal Cavaco Silva; y al presidente del Consejo de Estado, José Manuel Romay Beccaría. El acto, celebrado en el museo de la Cidade da Cultura, vivió su momento de mayor emoción cuando se anunció el galardón para el edil vasco hijo de gallegos, cuyos restos descansan en A Merca (Ourense). El largo aplauso del público se hizo sentir en el discurso de su hermana María del Mar, que, «en Galicia, en mi casa», quiso dedicar la distinción a sus padres, ausentes. Fue la primera en hablar de unidad: la que permitió derrotar policialmente a ETA, y que a su juicio se debe de mantener para conseguir su disolución definitiva y para construir un «relato» certero sobre el dolor de las víctimas. 

La presidenta del Grupo Ocaso, Isabel Castelo, tuvo unas breves pero sentidas palabras para agradecer haber nacido «no fogar de Breogán». De la empresaria se puso de relieve su generosidad con Galicia, que demostró en varias ocasiones y en especial durante la tragedia ecológica del Prestige. Castelo fue cantante de ópera, profesión que dejó para dedicarse a la empresa de seguros, cuestión que no le impidió colaborar con numerosas entidades que han reconocido su trabajo desinteresado, como Unicef, Cruz Roja o la Asociación Española contra el Cáncer.

El expresidente luso Aníbal Cavaco Silva fue el tercero en tomar la palabra y en su discurso pesó su empeñó por estrechar los lazos entre Galicia y Portugal. «El Miño es un trazo de unión, una invitación al diálogo y a la cooperación», resumió el también ex primer ministro, quien recordó anteriores reconocimientos en Galicia por los que quiso expresar su gratitud.

El exconselleiro, exministro y actual presidente del Consejo de Estado, José Manuel Romay Beccaría ofreció un singular discurso con innumerables agradecimientos, desde la proximidad de la familia a los colaboradores políticos e institucionales que conoció a lo largo de su carrera, así como a una serie de personajes muy diferentes como el papa Francisco, Manuel Fraga, Rosalía, Rafa Nadal o Amancio Ortega que, entiende, hacen a Galicia y España un lugar mejor. 

Paco Rodríguez

Feijoo reconoció virtudes en todos ellos como para obtener la máxima distinción de Galicia, y así lo rubricó en sus palabras, en las que, tras recordar a las víctimas de Angrois, también abordó otras cuestiones como la unidad de España. El presidente de la Xunta alertó de la búsqueda de «paraísos artificiais» que minan los consensos básicos de la sociedad e introduce en los pueblos conflictos «innecesarios», además de disminuir la calidad democrática. En clara alusión al desafío secesionista catalán, afirmó que «ningún político democrático foi elixido para dividir aos cidadáns, senón para fortalecer entre eles as pontes por onde transito o diálogo». 

Ciñéndose a Galicia, garantizó que la Constitución Española y el Estatuto de Autonomía «son catedrais dunha pedra diferente, feitas coas achegas de todos e capaces de acoller a todos». Son, dijo, «a culminación da democracia galega».