Esta ourensana pasó de cargar piedras de cantera de joven a abrir un taller de forja y escultura propio en Santiago

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Herrán tiene su taller en el polígono industrial del Tambre, donde da rienda suelta a su pasión por la forja. «Esa forma de trabajar el hierro es muy especial, por sus orígenes ancestrales, el fuego el material...», afirma una artista que ideó Fui Yo, una marca de objetos decorativos contemporáneos a partir de un oficio milenario para ponerlo en valor, y sigue creando con piedra, madera, cerámica y otros materiales.
Herrán tiene su taller en el polígono industrial del Tambre, donde da rienda suelta a su pasión por la forja. «Esa forma de trabajar el hierro es muy especial, por sus orígenes ancestrales, el fuego el material...», afirma una artista que ideó Fui Yo, una marca de objetos decorativos contemporáneos a partir de un oficio milenario para ponerlo en valor, y sigue creando con piedra, madera, cerámica y otros materiales. XOAN A. SOLER

Roni Herrán compagina con la carpintería metálica la parte más artística y tradicional de un oficio en el que apenas hay mujeres

09 ene 2024 . Actualizado a las 20:20 h.

«Soy medio gallega y medio cántabra... y ya se sabe que en el norte somos, por genética, gente fuerte», bromea haciendo un guiño a sus orígenes Verónica Herrán (conocida artísticamente como Roni Herrán). Nacida en Beariz hace 41 años, dice tener el corazón dividido esta mujer a la que nunca frenaron los estereotipos de género. De joven ya solía cargar piedras en la empresa familiar, dedicada a la explotación de cantera para la construcción de suelos y fachadas. Y pronto comenzaría, por su cuenta, a explotar también su lado creativo esculpiendo en piedra, además de explorar el camino de la fotografía y —luego— de la pintura.

«Me formé en fotografía y en procesos artísticos en una escuela online de Berlín. Es un mundo complicado para vivir de él, sobre todo al comienzo, y yo lo fui compaginando con otras cosas. Me marché de casa con 17 años y trabajé de camarera, cuidando niños, limpiando casas... Estudié Psicología [licenciada en el 2010], profesión que he ejercido. Y fui, además, representante de jugadores de balonmano», relata una persona inquieta por naturaleza. Poco antes de la pandemia se graduó en Artes plásticas y Diseño en técnicas escultóricas en la Escola de Arte e Superior de Deseño Mestre Mateo de Santiago, una ciudad en la que acabó «por amor», confiesa, y en el que lleva ya media vida. Y siendo alumna de este centro, a iniciativa de uno de sus profesores, asistieron a un encuentro de herreros organizado por el maestro Santiago Martínez (Chago) en la icónica plaza de A Quintana, donde descubrió en el 2017 un mundo que le resultó apasionante. «Siempre me han atraído mucho los trabajos más difíciles y la fabricación artesanal. Esa forma de trabajar el hierro es muy especial, por sus orígenes ancestrales, por el fuego, por el material,… la fuerza del hierro y el trabajo en forja permiten interactuar y dialogar con el material de forma diferente», explica Roni, quien terminó introduciéndose a través de eventos internacionales y cursos en un oficio en el que apenas hay mujeres.

«En casa puedo trabajar en la fotografía y la pintura, pero estaba limitada para la talla en piedra y la forja, por lo que alquilé un espacio para eso en el 2020», aclara. Desde entonces el carbón y el fuego han cobrado protagonismo en su día a día, al igual que las vendas, porque «es inevitable que el hierro te acabe rozando», reconoce. «Todavía choca que una mujer trabaje en la fragua. Muchos piensan que la fuerza es para nosotras un hándicap, que no vamos a poder con las mazas de más kilos. Sin embargo, para mí no ha supuesto un problema, en parte por genética y en parte porque de joven aprendí trabajando con piedra cómo cargar peso de forma correcta. Desarrollar una buena técnica no solo evita lesiones, sino que haces en menos tiempo piezas mejores», repara.

Como la mayor parte de sus compañeros, ella también compagina la parte más artística y tradicional del oficio con la carpintería metálica, realizando desde puertas de chimenea hasta barandillas ornamentales para edificios históricos. Y compatibiliza todo ello con la enseñanza a nuevas generaciones (es docente en el Centro de Oficios y Artes Plásticas de León, en una escuela de herreros de Toledo y da cursos también al profesorado), junto con su empleo de psicóloga, a la vez que sigue ampliando su propia formación (el año pasado, por ejemplo, se especializó en escultura en dorado y policromía en obras de restauración y patrimonio). 

«Mi trabajo principal ahora es la fragua. Voy a contracorriente, lo sé, pero mi mayor interés es que no desaparezca este oficio, que se recupere y se le dé su lugar, al igual que al resto de los trabajos artesanales», subraya una mujer que ha creado su propia marca de objetos de hierro decorativos. Con Fui Yo, Roni demuestra que «se puede innovar y hacer actual un oficio milenario». Nació hace dos años, explica, «con la intención de poner en valor la forja e incorporar ese trabajo en el mundo cotidiano de la decoración. La primera colección fue de espejos y candelabros. Hago colecciones de edición limitadas y, aunque cada pieza ya es única por sí misma, sabes que va a haber muy pocas que se le asemejen. Tengo una serie permanente de flores forjadas, piezas relacionadas con la ciudad de Santiago... es una forma de tener un recuerdo diferente de esta ciudad, distinta al típico suvenir o a los símbolos habituales. Yo me inspiro en otros elementos que son característicos, pero a lo mejor no tan evidentes como la catedral, como puede ser la lluvia o ciertos motivos decorativos que forman parte de nuestros edificios. En ese caso trabajo en otros materiales, como cerámica, y tengo prevista otra pieza de escayola».

La artista multidisciplinar mantiene abierto un proyecto relacionado con un tema muy presente en su obra, el ser humano, tanto en su mundo interno y como en su relación con el contexto, y también destacan las creaciones de inspiración mitológica.