Isolina, la maestra en filloas y orejas de Ames que conquista la tele

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

AMES

PACO RODRÍGUEZ

Tras enseñar a un chef de Canal Cocina a hacer los postres del entroido, vuelve a ser protagonista en la pequeña pantalla por su generoso toque de anís

04 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

A Isolina Martínez no le interesa mucho la fama, pero es de esas mujeres en las que uno siempre encuentra una mano tendida. Quizás por eso acabaron liándola no una, sino varias veces, para salir en la televisión haciendo los postres típicos del entroido gallego. Por eso y porque esta amiense de 85 años, vecina de Bertamiráns, es conocida por su buena mano con la cocina y generosa cuando hace filloas o orejas —que siempre acaba compartiendo con algún vecino o conocido—.

El caso es que el alcalde, Blas García, ya la convenció hace un par de años para participar en un programa de Canal Cocina enseñando al chef Julius a elaborar orejas. «Fue muy buen alumno», recuerda Isolina, quien se quedó impresionada por la altura del canario, al que hizo amasar antes de disfrutar el resultado. «Después comía en ellas que daba gusto», comenta con gracia esta cocinera no profesional. Ella aprendió de su madre, Dolores, a hacer las orejas siendo muy joven y repitió esa misma receta de nuevo este invierno ante las cámaras del programa Hora Galega (TVG), en una conexión en directo que ya se ha hecho viral por su espléndido toque de anís. «Si les falta el anís, las orejas pierden toda la gracia. Tienen que llevar un buen chorro porque se fríen en un litro de aceite, como mínimo, y eso les saca el sabor», defiende Isolina.

P. C.

La divertida reacción de la reportera, sorprendida por la cantidad de alcohol que utilizaba la amiense, llegó hasta el programa Zapeando de La Sexta, donde tanto el presentador como varios colaboradores de la mesa sacaron punta al filón del anís. «Prepara pelotazo con harina y huevo», comentaba Quique Peinado. «En Galicia se dice que, después de ese postre, toman ayahuasca para bajarlo», añadía Dani Mateo. Risas y anécdota aparte, Isolina recomienda utilizar huevos de casa, echarle una cucharadita de sal para que sean más sabrosas y espolvorear azúcar blanco normal (no glas) por encima. Y, si este último paso lo hace un ayudante de cocina mucho mejor, sugiere entre bromas.

P. C.

A su marido, ya fallecido, le gustaban más las filloas que las orejas y aprendió, en la casa de un primo de su padre, que «si les echas leche quedan más ricas. Mi madre las hacía solo con huevos, agua, harina y sal. Pero, con un chorrito de leche se ponen más blanditas y al día siguiente no están tan secas». Además, para que tengan un aspecto más dorado y apetecible, por cada diez huevos enteros -a poder ser, de casa-, ella añade un par de yemas, revela una mujer que tanto trabajó tanto en el campo (sus padres tenían tierras) como de ama de casa o en un colegio «ayudando en todo», ya fuera haciendo una manzanilla para un niño que se encontraba mal o resolviendo cualquier otra contingencia, que en eso tiene sobrada experiencia. Aunque Isolina ha podido llevar una vida acomodada, «también lo trabajé. Nadie regala nada», sentencia con el aplomo que da la edad.