Magia

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez CON BISTURÍ

MELIDE

06 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La semana pasada la polémica llegó a Melide. Fue a raíz de un espectáculo de magia financiado por el Concello, en buena parte con fondos de la Diputación de A Coruña, bajo el original nombre Yo pongo la varita y tú pones el conejo. Los defensores y detractores saltaron a la par, incluso en el ámbito institucional. Mientras la alcaldesa defendía la libertad de expresión y el nombre del show, que al parecer respondió más a una estrategia de márketing que a un intento de polemizar, en la Diputación de A Coruña se echaron las manos a la cabeza al ver a dónde iban a parar sus fondos.

Y en este legítimo debate dialéctico comenzaron a confundirse los términos. Porque, quede claro, nadie discute la libertad de expresión ni el derecho de David El Mago a realizar su actuación. Nadie discute su profesionalidad, y su trabajo. Me atrevo a decir que ha sido una víctima de una polémica en la que no tiene ninguna responsabilidad.

Tampoco está el debate en que actúe en Melide o en que abarrote una sala.

El debate está en si debe ser financiado por el área de Cultura de la Diputación y por el Concello. Y la respuesta es, en mi opinión, rotundamente no. A la vista de las fotografías del espectáculo y de los vibradores y globos en forma de pene que circularon por el escenario, dista bastante de lo que debe ser la programación cultural de un ayuntamiento.

Esta confusión entre libertad de expresión y financiación pública me recuerda a la que siempre enarbolan los usuarios de la sanidad y educación privada diciendo que también pagan impuestos. Y para ello tienen servicios públicos, si quieren otros, cada uno es libre de pagarlos.