Vecinos de Melide denuncian el abandono de una zona en el Camino Francés a 500 metros del centro

Los vecinos de la rúa Circunvalación Campo Feira, en Melide, han dicho basta. Están hartos del calamitoso estado que presenta esta calle a dos pasos del Camino Francés, en la que la intervención municipal se remonta, salvo en el firme de la calzada, a principios de los años 80. «Hace 43 años que hicieron la acera; para que fueran más anchas, dieron un metro mis padres, que fue quienes cementaron, hasta en dos ocasiones, delante de casa», comenta Elena Blanco. Porque más que acera, lo que realmente hay a la puerta de sus casa es un espacio cementado que deja mucho que desear. «El constructor que nos arregló la casa pidió, hace dos años, en el Ayuntamiento, si nos dejaban arreglar esto, pero le dijeron que no, que lo iban a arreglar ellos», cuenta esta vecina. La intención era «volver a cementar para que, al menos, no caiga la gente», indica.

El riesgo de caída es el menor de los males al que se enfrenta el viandante, aunque una vecina de la calle «deshizo la cara» en el tramo de acera que, a pronunciados desniveles, hay delante de las viviendas que están enfrente de la casa de Elena. Hace 35 años que, con material cedido por el consistorio, las construyeron los propios vecinos, que se preguntan «¿por donde pasa alguien con un carrito o con una silla de ruedas?». «Por la carretera», responden. Y con razón. Porque el espacio cementando delante de casa de Elena, y las aceras de enfrente es lo que hay, y están como están. Por si fuera poco, la calle registra un importante tráfico rodado, toda vez que, tal y como de su propio nombre se desprende, sirve de paso entre la travesía de la nacional N-547 (Lugo-Santiago) y la carretera que conduce al municipio pontevedrés de Agolada, de manera que los vehículos que por ella circulan «libran de meterse polo atasco do centro», tal y como apunta Fernando Miguélez. «Tiene un tránsito tremendo», dice Elena. «Tamén de camións», añade Fernando, testigo del trajín diario de los que vienen y van a la llamada cantera de O Rechinol. Sin ser ese el caso, los coches «van a todo gas», apunta Elena, a la que no hace ni un mes un vehículo le llevó por delante uno de los maceteros con los que protege la fachada de su casa.

Los vecinos de la circunvalación de la feria de Melide también se quejan de la maleza que se acumula en las cunetas y en los registros. «Rozamos nosotros cuando podemos», cuentan. «Estamos a 500 metros do centro, e isto parece terceiromundista, estamos esquecidos de todo», lamenta Fernando Miguélez.

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