Porto Avieira

Cristóbal Ramírez

OROSO

18 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Laureano López Rodó, ministro de Franco, dejó escritas sus memorias. En ellas se asegura que en España no podía regir una democracia como en Inglaterra o Alemania porque este era un «Estado en obras». Pretendía tan singular personaje que, como las infraestructuras estaban casi sin emprender, primero había que acometerlas y terminarlas, y luego ya hablaríamos de votar, de libertad de asociación y de expresión. Un cuento. Tantos años después, hay que darle la razón en que este es el país de las obras eternas. Y para que la opinión pública olvide las que están sin rematar, inventan otras.

Sólo eso explica que ahora Fomento haya acometido la circunvalación de Sigüeiro presentando cuatro alternativas y recomendando una de ellas. Tres tienen la dudosa virtud de destruir por completo el Camino Inglés a su paso por Oroso (dos de ellas) y pasar literalmente pegada a la urbanización Porto Avieira (la otra).

Parece una provocación. En Porto Avieira hay unos 300 hogares con cerca de mil personas que quedarían abocadas a ver cómo en sus propiedades, tranquilas y en plena Red Natura, no se puede ni dormir. El Ayuntamiento de Oroso debe reaccionar de inmediato: si llevarse por delante el Camino Inglés constituye un insulto a la inteligencia digno de burócratas de Fomento, arrasar con lo que significa Porto Avieira es una pura agresión. Y ni uno ni otro pueden quedar sin respuesta. Porque por mucho que diga -que ya lo dijo- el alcalde Manuel Mirás, la Xunta podría ponerse el mundo por montera y cargarse Porto Avieira. Urge un pleno de apoyo a la urbanización y a la alternativa que recomienda Fomento: por la margen derecha del Tambre. Y por si hubiera algún edil que no supiera leer un plano: por la alternativa A.