Seis décadas de historias para dos catedráticos de la USC

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

Ermelindo Portela y María del Carmen Pallares se hicieron novios cuando cursaban la carrera en la misma facultad en la que dieron clase 47 años; ahora, se jubilan

26 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A mediados de los 60 no era habitual que las mujeres estudiasen una carrera, pero las que lo hacían se decantaban por las humanidades, por eso en el aula de segundo de Filosofía y Letras de Santiago eran mayoría. Entre ellas estaba María del Carmen Pallares, una joven de Agolada que iba con escayola porque había sufrido un accidente de tráfico. Uno de sus compañeros, Ermelindo Portela, un joven de A Guarda, le prestaba apoyo. Poco imaginaban ellos entonces que en ese edificio transcurriría su vida en común, primero como novios y luego como matrimonio, primero como estudiantes y luego como profesores. El 31 de agosto se jubilan tras una vida juntos que empezó en el aula 9 de la actual Facultade de Xeografía e Historia, en la que impartieron tantas horas de clase.

Eran doscientos en el aula, pero el profesor José Ángel García de Cortázar, de Historia Medieval, no dejó escapar el talento de la joven María del Carmen, que obtuvo el premio extraordinario de licenciatura en el año 1970, y la fichó para su departamento. «Yo no tenía pensado seguir los estudios, pero él me convenció», recuerda la profesora. Unos meses después también sumó a Ermelindo Portela a su equipo, y ahí empezó la historia que culminó con dos hijos en común y un nieto. Dos hijos que quizás ya habían vivido mucha historia en casa y se decantaron por otras especialidades. «Ella hizo Química y él Económicas, los dos están fuera, él en Madrid y ella en Florencia», indica su madre.

Primero fue la tesina, y más tarde, la tesis; la plaza de profesores en Historia Medieval llegó después, y con los años, la cátedra. «Yo fui la primera mujer catedrática de Historia Medieval en España». La obtuvo en el año 1997, y él, en 1983.

Un hogar en la facultad

La convivencia traspasó las paredes de su casa en Santiago. De hecho, recuerda con humor Ermelindo Portela, «primero nos hicimos medievalistas, y después, novios». Pasaron más tiempo juntos en la facultad que en su hogar, y además de docencia y experiencias universitarias, compartieron muchos trabajos de investigación, no en vano publicaron varios libros juntos. «Una parte muy importante de nuestro trabajo -resalta el profesor- la hicimos juntos, y otra por separado». En estrecha colaboración investigaron los monasterios gallegos y la vida monacal, pero luego él se especializó en el poder en la época medieval y ella puso empeño, energía y horas de estudio en recuperar la memoria oculta de las mujeres gallegas a lo largo de la historia.

Han visto pasar por sus aulas 47 generaciones de estudiantes. «La relación con ellos ha sido estupenda», recuerda Portela. Él piensa seguir vinculado a la universidad, y de hecho quiere investigar sobre la despoblación y la repoblación en Galicia. «La documentación indica que no es verdad que Galicia se esté despoblando; quiero trabajar sobre eso, y quién sabe, a lo mejor sale un libro...». Ella sí quiere descansar, pero antes verá la luz en formato on line su trabajo La mujer y la serpiente. A propósito de la carta de arras de la condesa doña Urraca Fernández, en Edad Media. Revista de Historia.