Las sucias vergüenzas del río Furelos

Natalia Rodríguez Noguerol
natalia Noguerol MELIDE / LA VOZ

SANTISO

NOGUEROL

El depósito de residuos pesados es habitual en la ribera del cauce fluvial de Melide

18 may 2017 . Actualizado a las 22:56 h.

No hay manera. Ni por activa, ni por pasiva; ni de favor; ni hay punto limpio que valga. Las riberas de los ríos continúan siendo por más gente de la deseada el lugar prioritario para el depósito de residuos pesados. Seguro que en prácticamente todos los cauces fluviales se pueden encontrar más de uno, y de dos, puntos de vertido incontrolados, pero hay un río en el que no pasan desapercibidos porque hay quien no baja la guardia en su afán, y compromiso formalmente adquirido con la Consellería de Medio Ambiente, de velar por su buen cuidado y mantenimiento.

Son los pescadores, que, unidos en la Asociación de Troiteiros Río Furelos, peinan el cauce que da nombre al colectivo para denunciar el depósito indiscriminado de residuos en la ribera fluvial, que discurre por Toques, donde nace, Melide y Santiso, donde desemboca en el río Ulla, formando la frontera natural entre las provincias de A Coruña y Pontevedra. Y es ese último municipio el que concentra los puntos de vertido incontrolados de los que tienen constancia en el colectivo comarcal de pescadores, donde no descartan la existencia de más localizaciones con basura acumulada. De hecho, no se cansan de animar a dar aviso cuando alguien los detecte porque «na beira do río vese de todo», afirma el presidente de la entidad, Xavier Pazo, para contar al hilo que «o outro día, un que estaba pescando atopou a batería dun coche».

Como el escurridor de una fregona puede verse, entre otros enseres domésticos, en la primera parada de la ruta por la que guían los pescadores para denunciar el depósito incivilizado de basura. Es en el terraplén que desciende hasta el Furelos a la altura de los pretiles que hay en la vieja carretera de Melide a Agolada (AC-191), llegando a la parroquia de Chorén. Comentan los pescadores que «aí limpamos nós hai anos e sacaramos unha barbaridade de lixo». Y va en camino el acumularse otro montón. Tirar basura en ese punto en pendiente «é fácil, pero non así limpala».

Más complicado resulta llegar a los demás lugares de Santiso donde los pescadores tienen fichados vertidos. Hay que conocer bien el camino porque a ellos se accede a través de pistas poco transitadas como son las de las concentraciones parcelarias. Circulando por una que discurre entre los núcleos de Sampaio y Barazón, el presidente de la Asociación de Troiteiros y su compañero y secretario de la entidad, Carlos Lamas, se detienen hasta en dos ocasiones para señalar otros tantos puntos de vertido en los que se ve de todo: diferentes electrodomésticos, como un televisor y una nevera, y un sofá. No hay mucho más de veinte metros hasta llegar al río y a su orilla, donde está empezando a coger forma de nuevo la escombrera que limpió el Concello de Santiso después de que el colectivo comarcal de pescadores denunciara su existencia.

Fue a finales de año pasado y la respuesta del gobierno municipal que encabeza el nacionalista Manuel Adán «foi inmediata», recuerda el presidente de la Asociación de Troiteiros, que llama la atención sobre el apaño que tuvieron que hacerle al cartel que colocaron desde la administración local advirtiendo de las sanciones que conlleva tirar basura donde a uno se le antoje. «Alguén lle veu utilidade ao soporte en ferro e levouno», lamentan los pescadores, que pusieron en pie el cartel, sujetándolo con dos estacas. A lo que no le encuentran un segundo uso quienes depositan residuos a su libre albedrío es a los neumáticos de considerables dimensiones que abundan en el entorno de la escombrera, ubicada en las proximidades del puente de la parroquia de Vimianzo, lugar también elegido para deshacerse de restos de podas, de plásticos agrícolas y de sanitarios, debidamente escondidos entre la maleza. El caso es que todo va a parar al río, y a su entorno, y, fuera de toda lógica, los pescadores no encuentran más explicación que la filosofía de «así a porcallada, que arrastra o río, cómea o veciño».