¿Pueden estar sin mí?

SOCIEDAD

14 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Para muchos niños el verano representa la separación del hogar y de sus padres. Son ya muchos los que, desde edades tempranas, van a un campamento o al extranjero. Para algunos la separación puede abarcar todo un curso. Crecer es separarse y ganar en autonomía. Por eso el desarrollo está jalonado de pérdidas, empezando por el destete y siguiendo por la incorporación a la guardería y al colegio. Cada momento supone una ganancia en individuación, pero pone a prueba a niños y padres. Adelantándose al momento real de la separación, el niño se pregunta: ¿Pueden estar sin mí? Pulsando, de esta manera, el lugar que ocupa en el deseo de sus padres.

Como padres, lo mejor es aceptar perder a nuestros hijos de la buena manera. La separación es benéfica porque permite al niño socializarse entre iguales y en marcos normativos diferentes. En la mayoría de los casos, si no nos adelantamos a la capacidad y madurez del niño, el resultado es satisfactorio. Los niños suelen guardar muy buenos recuerdos de estas experiencias, de las que regresan transformados. De todos modos, la separación no debe forzarse en niños muy inhibidos o con un apego excesivo, ya que el resultado podría ser el contrario del esperado. Es frecuente, en estos casos, que la angustia sea bidireccional. El niño no puede separarse porque percibe la angustia de los padres que le transmiten sus temores de que le pueda ocurrir algo malo. El temor de los padres se transforma en sentimiento de indefensión en el hijo. En ocasiones, son padres que inconscientemente toleran mal que sus hijos se desprendan con facilidad ya que confunden la facilidad de separación con la desafección.

Igualmente, los niños diferencian muy bien si los padres los envían fuera de casa pensando en que se van a divertir, o si los envían para deshacerse de ellos una temporada. No es lo mismo transmitir ilusión que culpabilidad. Si el niño percibe que es colocado se vivirá como un objeto, como algo que está de más, como un estorbo en la vida de sus padres, y la experiencia de separación se vivirá como abandono.