La sangre conservada en una calabaza no es del rey Luis XVI

EFE

SOCIEDAD

Según un estudio del ADN, no pertenecería al monarca guillotinado en 1793 sino a un hombre de menor estatura y con los ojos marrones en vez de azules

24 abr 2014 . Actualizado a las 21:37 h.

La sangre que se conservaba en una calabaza desde que Luis XVI fue guillotinado en 1793 no pertenece al monarca francés, sino a un hombre de menor estatura y que tenía los ojos marrones en vez de azules, según un estudio del ADN en el que ha participado el Instituto de Biología Evolutiva del CSIC-UPF.

El estudio, que se publica hoy en la revista Scientific Reports, ha desvelado el genoma completo del ADN recuperado de una reliquia, hasta ahora atribuido al rey Luis XVI y, aunque no ha confirmado que se trate de sangre real, los resultados ayudan a la medicina forense, que podrá trabajar con genomas completos. «Cuando se descifró el cromosoma 'Y' de tres Borbones vivos y vimos que no coincidía con el ADN recuperado de la calabaza en 2010, decidimos secuenciar el genoma completo y hacer una interpretación funcional para ver si el propietario de la sangre podría ser realmente Luis XVI», ha explicado el investigador del CSIC Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva (centro mixto del CSIC y la Universidad Pompeu Frabra).

El análisis funcional del genoma se basó en la línea genealógica y el aspecto físico, y en ambos el resultado fue negativo. Según los registros históricos que se remontan a sus 16 tatarabuelos, Luis XVI poseía una línea genealógica muy heterogénea en la que predominaban los ancestros centroeuropeos, principalmente originarios de la zona que hoy en día es Alemania y Polonia, mientras que el genoma recuperado en la calabaza pertenece a un individuo con un claro componente francés e italiano.

En cuanto a la apariencia física, el ADN secuenciado apunta a una estatura media de la Francia de aquella época y ojos marrones, cuando los retratos y los relatos históricos describen a Luis XVI como el hombre más alto de la corte y con los ojos azules. «Más allá del hecho anecdótico de si el ADN pertenece o no a Luis XVI, presentamos aquí el primer genoma de un periodo histórico reciente», ha subrayado Lalueza-Fox. «Las técnicas empleadas serán útiles en los estudios forenses, donde más allá de recuperar unos marcadores genéticos informativos, se podrá trabajar con genomas completos», ha recalcado.

Según las crónicas de la época, fueron muchos los ciudadanos que subieron el 21 de enero de 1793 al cadalso en el que se ejecutó aquel día a Luis XVI para mojar sus pañuelos en la sangre del monarca y guardar así un recuerdo histórico.

En el 2010, un estudio coordinado por Lalueza-Fox analizó la sangre procedente de uno de esos pañuelos, que había manchado el interior de la calabaza, decorada con los retratos de los protagonistas de la Revolución Francesa, en la que se había guardado el pañuelo. Aquel estudio ya constató que la sangre pertenecía a un varón europeo y cuyo linaje paterno era muy difícil de encontrar en las bases de datos genéticos actuales.