«El préstamo universitario hundiría definitivamente a la clase media»

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Aboga por tasas asequibles, becas de empresa y titulaciones más racionales

28 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La ourensana Teresa Miras Portugal fue la presidenta del comité de expertos que analizó la situación de la universidad española y redactó un informe que está en manos del ministro del ramo, José Ignacio Wert. Pero sobre todo, Miras Portugal es catedrática de Bioquímica en la Universidad Complutense de Madrid, y por eso sabe de lo que habla cuando aborda asuntos como las tasas universitarias: «Cuando el Gobierno habla de becas y préstamos, yo veo la cara de mis alumnos, de mis chicos; para mí esas becas y préstamos son los rostros a los que enseño».

-¿Está de acuerdo con la teoría del ministro Wert de que si el alumno universitario es el que se va a beneficiar de su formación con un buen empleo debería encargarse de pagar esos estudios?

-Cuanto más formas a la gente, más capacidad de retorno del dinero tienes vía impuestos. Es decir, algunos de esos alumnos, no todos, es cierto, ganarán buenos sueldos y por tanto cotizarán más en impuestos durante toda su vida laboral.

-Así que no está a favor de subir las tasas que pagan los alumnos...

-Si la situación económica fuera boyante... pero como están ahora las cosas...

-¿Ni siquiera con préstamos a bajo interés, como propone el ministro, para las rentas altas?

-Lo de los préstamos podría funcionar en alumnos cuyas familias tuviesen mucho dinero, porque si ellos no los pagan los podrían respaldar sus padres. Pero la clase media, en absoluto. Este sistema hundiría definitivamente a la clase media, no lo podría soportar. Eso se está viendo en Reino Unido y Estados Unidos. Entiendo que se ayude a las familias más necesitadas, porque hasta ahora la clase media pagaba los estudios universitarios de sus hijos con mucho esfuerzo [si tenían que salir de su ciudad, por ejemplo] pero es que ahora apenas pueden.

-Es decir, una familia de cuatro miembros que tenga unos ingresos brutos anuales de 40.000 euros sí puede pagar la matrícula actual de 1.000 euros, pero no una de 9.000 o 10.000, como propone el ministro Wert.

-Efectivamente, el problema más grave es el de las clases medias con salarios que están al límite porque trabajan los dos progenitores, por ejemplo.

-En Europa, solo Reino Unido tiene tasas tan caras. El resto de países subvenciona los estudios.

-Sí, la tasa baja es un modelo europeo, porque tiene un componente social, pero, ojo, también es muy exigente. La media que se necesita no es el cinco pelado, como aquí. La universidad tiene que ser un factor de igualdad pero exigiendo que en el bachillerato se haya hecho un esfuerzo y que los alumnos tengan cierta capacidad.

-¿Dónde se podría ahorrar para mantener las tasas actuales?

-Creo que hay mucho donde ahorrar que no sea la sanidad y la educación. En fiestas, por ejemplo, o en la duplicidad de servicios burocráticos. Pero nunca en la educación. Lo veo a diario: no hay dinero para las prácticas, y cómo puede ser que en bioquímica se practique solo en el ordenador; no se renuevan contratos a los profesores; los jubilados se van porque están quemados por las exigencias de atención del plan Bolonia... En mi caso, tengo una clase de Bolonia con 127 alumnos, en vez de los 20 o 30 que debería para darles una atención personalizada; eso sí, yo los tengo fritos [risas] porque los vigilo mucho para que sean maduros y capaces, que puedan ver los problemas, que tengan un cerebro plástico.

-¿Propone un sistema de becas más amplio?

-Creo que las universidades tienen que planificar mejor a medio y largo plazo. Hemos ofrecido demasiado y nos hemos devaluado. No es lógico que tengan el mismo porcentaje de beca los estudios que no requieran nota de corte que otros con número clausus o que son licenciaturas muy exigentes.

-El informe que presentaron al ministro también defiende un cambio en la ley de mecenazgo para que la empresa colabore con la universidad.

-Es fundamental. Si la empresa necesita gente cualificada para una cosa, lo normal es que prepare a los alumnos. Por ejemplo, tenemos que importar tecnología médica hospitalaria, pues una empresa puede dar 10 becas para los mejores expedientes, o para quien ellos elijan, que para eso son una empresa privada, y formarlos para que desarrollen esa tecnología. O en Galicia, se me ocurre, los mejilloneros y piscisfactorías se pueden unir y crear 30 becas para que biólogos marinos estudien el control de las mareas rojas. O las editoriales gallegas crear becas para formar a autores en lengua portuguesa, tan cercana a la nuestra, y que aumenta a 300 millones el mercado de lectores, porque se une Brasil, Portugal o Angola. Son ejemplos, claro, pero es que siempre hablamos de generalidades sin analizar problemas concretos.

-¿Cree que la universidad está lejos de las demandas reales de la sociedad?

-Hay que ser más racionales. Preguntarse dónde necesitamos gente formada. A poco que pensemos, vemos que son en estudios que requieran análisis lógicos de la situaciones. Muchas veces se plantea la dicotomía cultura versus entrenamiento, y yo creo que la cultura, a la universidad, hay que traerla puesta: hay que saber escribir, hay que saber hablar y hay que saber inglés; y la cultura en el ocio fomentarla desde pequeños. Creo también que las universidades deberían informar a los alumnos, tener colgados en sus web el porcentaje de titulados de un grado que encuentran trabajo, el porcentaje de los que siguen trabajando a los cinco años y el de los que están colocados en su propia disciplina. En un grado puede entrar todo el mundo, pero el alumno tiene que saber dónde conseguirá un puesto de trabajo.