Duque viudo sin hoja de ruta

maría piñeiro REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

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A la espera de la apertura del testamento, Alfonso Díez es un funcionario en excedencia a pocos meses de su jubilación

22 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Alfonso Díez Carabantes inicia ahora una nueva etapa como duque viudo sin una hoja de ruta que la marque. Lo tradicional sería quedarse en la casa familiar administrando los bienes habidos en su matrimonio y siendo atendido por hijos y nietos. Dada la singularidad de su situación, nadie, o muy pocas personas, saben qué va a pasar, aunque está descartado que se quede a vivir en Las Dueñas. La casa, tal y como determinó Cayetana de Alba, pasará a manos de su nieto Fernando Fitz-James Stuart Solís, duque de Huéscar y heredero de la Casa de Alba in pectore.

El primer paso, en las próximas semanas, es leer el testamento de la duquesa. A su esposo no le dejó nada del legado de los Alba, pero Cayetana Fitz-James Stuart tenía una fortuna personal considerable de la que podía disponer a su antojo, y que repartirá entre las cofradías que seguía y sus colaboradores más cercanos, como su secretaria María Dolores. Es imposible que en esa lista no esté su amado Alfonso, cuyo cuidado le encargó a Carmen Tello y sus amigos íntimos. Algo valioso le espera, ya sea dinero, antigüedades, joyas o arte.

Un piso y una casa

La especulación de algunos medios de que Díez pueda impugnar el testamento -porque no se puede obligar a nadie a renunciar a su legítimo derecho- parece no sostenerse. La elegancia de que ha hecho gala el palentino chocaría frontalmente con esa medida que, además, ni siquiera necesitará para garantizarse una jubilación tranquila.

Su situación, la económica, es confortable. Con 64 años recién cumplidos, tiene una excedencia como funcionario (nivel 18) que es, y le quedan pocos meses para la jubilación. En su haber hay un piso en Madrid (en el barrio de Chamberí) donde residía cuando empezó su noviazgo con Cayetana en el 2008. Ahora mismo la vivienda está alquilada. Pero además se compró una casa en Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz, que acaba de restaurar. La vivienda es privativa (solo de él) y la adquirió con dinero ahorrado y pidiendo un préstamo al banco, tal y como él dejó claro en una entrevista a Hoy Corazón el año pasado. Algunas fuentes apuntan que al capital propio y del crédito se sumó una indemnización que recibió de una cadena de televisión, después de una persona hubiese hablado de una supuesta relación amorosa.

La casa de Sanlúcar, de 150 años, mide unos 200 metros cuadrados, tiene un patio interior y está a 700 metros de la playa; se calcula que valió unos 400.000 euros. Alfonso lleva un año rehabilitándola, para lo que contó con la ayuda del mismo arquitecto que restauró el cortijo de Las Arroyuelas, ahora en manos de su hijastro Cayetano. La ubicación de la casa, en Sanlúcar, se debe a la duquesa: «Es verdad que después de tantos veranos que he pasado en Tarifa, mi primera intención era comprar algo allí, pero fue Cayetana quien me pidió que lo hiciera en Sanlúcar [está más cerca de Sevilla] para que pudiera ir a visitarla, incluso, el día que ya no esté con nosotros», explicó.