Y tras una larga noche de copas, un buen tazón de cereales

Pablo Gómez Cundíns
Pablo Gómez LA VOZ

SOCIEDAD

En el barrio más «cool» de Londres nace el Cereal Killer Café, el primero dedicado en exclusiva a este producto; te lo cuenta YES, la revista gallega de Gente, Creatividad y Tendencias

22 nov 2014 . Actualizado a las 16:01 h.

Uno trasnocha por Galicia adelante y lo que más le presta antes de meterse en el sobre es una buena ración de tortilla o uno de esos bocatas plagados hasta arriba de calorías y grasas de las malas. Para asentar el estómago.

Pero uno (el mismo) sale de jarana por Londres y ahí, al lado de los hijos de la Gran Bretaña, lo que más le pide el cuerpo son... cereales. Y seguir de bares, claro. Comerse un buen tazón de cereales en un sitio exclusivo (porque no hay otro como él) y rodeado de los colegas repasando las mejores jugadas de la noche, cuchara va, cuchara viene, eso, no hay quien lo pague. Pero ya hay quien lo ha inventado. Y arranca el 10 de diciembre en el 139 de la calle Brick Lane de Shoreditch, el barrio más vanguardista de Europa, muy a pesar de los europeos continentales, amarrados a su ingente masa de tierra firme. Demasiado firme, para el gusto inglés. La calle Brick Lane, la cuna de uno de los mercados urbanos más sorprendentes del mundo, acogerá desde ese 10 de diciembre que pasará a la historia, el Cereal Killer Café (pronunciado en inglés de ese que pronuncia la Reina, serial killer, es decir, asesino en serie).

Pero no. El Cereal Killer Café es la teima de niños hecha realidad de adultos de dos gemelos idénticos nacidos en Belfast, Alan y Gary Keery que, por cierto, nunca habían trabajado juntos. «Estamos completamente obsesionados con los cereales. Si lo encontramos, lo venderemos. Coleccionábamos todos los regalitos que venían en los paquetes y los pondremos en el local. Será muy nostálgico todo», anuncian en confesión directa a YES. «Ahora estamos en esa fase en la que probamos de todo en casa y estamos mezclando a ver qué sale», explica Gary Keery. El ochenta y siete por ciento de los ciudadanos del mundo come cereales todos los días. No hay fallo. «La fórmula es universal, es cierto, pero no sé si crearemos tendencia. Nos han pedido que montemos una franquicia, pero de momento preferimos esperar», confiesa este devoto de los cereales de cacahuete. A su hermano le van más los Lucky Charms.

Puedes ir en pijama

Las combinaciones que ofrecen son maravillosamente infinitas. Hagan la cuenta: más de cien tipos de cereales procedentes de América, Sudáfrica, Francia, Australia, Corea del Sur e Inglaterra, multiplicados por las trece clases de leche que poseen en el local y aderezado por una veintena de toppings diferentes... No llega una niñez sola para disfrutar de tanto cereal. «Servimos a veganos, vegetarianos e incluso a los niños raros», corroboran.

Nada les frena y están dispuestos a generar el ambiente idóneo para fozar en el bol, como en casa. Sin cortarse un pelo. ?Si la gente quiere puede venir en pijama. De hecho, habrá días de pijama. Haremos que el local sea tan confortable como la casa de cada uno?, invita Gary a todos los lectores de YES, gallegos, anglos y sajones, y de todo el mundo mundial.

Y para que uno se meta totalmente en el papel, la tele del café en cuestión proyectará esas series míticas de los ochenta y noventa como, atención, El Cartero Pat (y su gato Jess). O la peli Flakes, que va de eso, de comer cereales. De propina para el gaznate, veinte sabores de Pop-tarts (esas planas y rectangulares de Kellogg?s), tostadas, tés y café de varias procedencias. Los precios de los boles, según tamaño, van desde los 3,20 a los 4,46 euros. Y por 6,37 euros uno ya es el rey del mambo, con un súper menú que incluye de todo. Hasta zumo. El colmo son los cócteles de cereales, a saber: el Smore than words (jugando con la traducción de más que palabras, a base de Golden Grahams, mininubes y batido de chocolate); o el ?Crunchy nutcase? (el Loco Crujiente, basado en los Crunchy Nut Corn Flakes de miel, con esos cereales, Crunchy Nut Clusters, nueces, pacanas y leche de avellana).

Son audaces estos Keery norirlandeses. Ocho meses antes de abrir el negocio pusieron en marcha una campaña recaudatoria entre los futuros fans del Cereal Killer Café, básicamente para aliviar el sablazo que le iban a dar los bancos con el préstamo. Así lo contaron. Y, de paso, iban filtrando algunos de los truquillos del futuro, como por ejemplo, usar como bol para los cereales un huevo de Pascua partido a la mitad. Así te comes, el contenido y el continente.

Ya antes de abrir, los gemelos lo están petando con el merchandising. Porque esos boles y cajas de cereales del año de la pera, la verdad, es que molan mucho. Virgin lo captó a la primera y apostó por ellos. Nestlé y Kellogg?s tardaron un poco más en caer en el bol. Pero cayeron. Cómo no.